YO, BARACK OBAMA

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio

 

 

Cada día los ciudadanos somos más universales y sin embargo cada día somos más locales, más defensores de nuestras lenguas, nuestros ríos, nuestras imágenes… Ciudadanos del mundo sí, pero apegados al terruño también.

La España en la que yo nací es la misma España en la que vivo y sin embargo tan distinta y tan distante. De la España católica de ayer hemos pasado a ser, después de Holanda, la nación de Europa que menos cree en Dios, que menos entra en las iglesias, y que menos escribe sobre temas religiosos. El péndulo no encuentra el equilibrio.

América, mosaico religioso de todas las religiones, celebra desde 1952 El Día Nacional de la Oración. El presidente del país, primer ciudadano, proclamó, un año más, un bando convocando a la oración a todos los ciudadanos.

“Yo, Barack Obama, Presidente de los Estados Unidos de América, proclamo Mayo 3, 2012, como Día Nacional de Oración. Invito a los ciudadanos de nuestra Nación, según les dicte su fe, a unirse a mí para dar gracias por las muchas bendiciones que disfrutamos y pido a los ciudadanos de todas las religiones que oren”…

El lema escogido este año por los organizadores reza así: One Nation Under God.

En miles de lugares, millones de personas se congregaron frente a los ayuntamientos, los juzgados, los precintos de policía, los parques, la plaza Mayor…para orar.

Este día es monopolio de los evangélicos y pentecostales. Los católicos, menos entusiastas, menos explosivos, permanecen en la orilla y callan. Ni en el templo son bullangueros.

La invitación, la llamada a la oración es universal, quiere incluir a todas las religiones, pero el fin último es “preservar la herencia cristiana de América”.

No todos los americanos aplauden la idea y son muchos los que se sienten molestos por el papel privilegiado que la religión juega en la vida pública. No es misión del Presidente decir a sus ciudadanos cuándo, cómo o si han de rezar o no.

A pesar del muro que separa al gobierno de la religión, en América es donde más se mezclan y donde más interferencias se producen todos los días.

Los agnósticos y los ateos, cada día más visibles y vociferantes, pregonaron también un bando convocándoles a celebrar El Día de la Razón. Donaron sangre e hicieron obras sociales porque según dijo Robert Ingersoll “las manos que ayudan son mejor que los labios que rezan”.

Aquí leemos el Quijote, allá leen la Biblia, fuente de todos los Quijotes, de la A a la Z delante del Capitolio.

Necesitamos más fe y menos religión.