SPANGLISH

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.

 

 

En su libro, The last Lingua Franca, Nicholas Ostler  escribe que el Emperador Carlos V hablaba en Latín con Dios, en Francés con las señoras, en Italiano con los músicos, en Español con las tropas, en Alemán con sus sirvientes y en Inglés con su caballo.

Nuestro emperador, sabio y poderoso, no tenía la mejor herramienta, una lengua imperial.

El Esperanto, sueño de una lengua imperial y universal para todos los habitantes del planeta, fue un gran fracaso. El Esperanto no contó  con un ejército de soldados ni de misioneros ni de comerciantes que lo llevaran por el mundo,

El invento murió sin ser patentado.

Ahora el Esperanto es un restaurante en la calle 9 y la Avenida C de Manhattan donde yo como los huevos rancheros a la hora del lonche.

En la Avenida C, rotulada Loisaida, (pronunciación boricua de Lower East Side) y en los alrededores no se habla ni inglés ni español. Se habla SPANGLISH. El pidgin English de los boricuas.

Una de mis frases favoritas es: “El rufo liquea y está dañando la furnitura”. El tejado gotea y está dañando los muebles.

Me encantan los secretos del Spanglish y la parábola que cuenta.

Los hombres todo lo mezclamos y contaminamos. Nada hay puro ni eterno.

No hay verdades absolutas para el hombre, narciso de hoy, que sufre “la enfermedad del Yo”.

Cada día, a pesar de tanta presencia virtual, somos más islas, más necesitados de exhibirnos por dentro y por fuera, de proyectar la película del Yo en Youtube.

Las fotos del Yo, el blog del Yo, Facebook y Yo, Google y Yo MYSpace…

Un día, sin decir adiós, desaparecieron las lenguas imperiales y las de las religiones y un día desaparecerá la lengua comercial, el inglés. La red licúa todos los idiomas.

Sólo permanecerán todos los Spanglish del mundo, es decir, un Yo mezclado, mestizo, contaminado y mal traducido por la tecnología.

Un Yo desprovisto de atributos y de opiniones, liberado de todas las ataduras sociales, políticas y religiosas.

Sólo permanecerá el Spanglish, mezcla de razas, lenguas, creencias y prácticas sexuales.

Nuestros abuelos decían aquello de “al pan pan y al vino vino”. Eran monolingües en todo, en la religión, relato universal para todos los hombres y todos los tiempos, y en el amor, aventuras viriles aparte, hasta que la muerte nos separe.

Hoy, todos hablamos un Spanglish cultural, religioso, social y sexual.