S A L V A D O R E S

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

   

 

Los políticos, pigmeos sin visión totalizante y profética, ya no nos rometen le grand soir ni el paraíso en la tierra, sólo nos arrojan las migajas de un leve bienestar: un poco de calderilla para poder dejar propinas, mucha velocidad para ejecutivos y hombres de negocios, aparcamientos seguros para babies, seniors sin arrugas y … Aún no se ha diseñado el Ave para la gran fuga a otros planetas.

Estos salvadores, faltos de ambición, no pueden ni se atreven a ofrecer la salvación a los que, como los yogures, tenemos fecha de caducidad.

Y los que sueñan con un nuevo Siglo de Oro de las letras y de las artes, con o sin Mecenas oficiales, se llevarán un gran chasco. El Siglo de Oro fue teológico, místico y muy humano. Ingredientes ausentes en este presente de "felicidades paradójicas" en el que el pasado es maldecido y el futuro diferido.

En nuestra aldea global, la saturación informativa nos hace bostezar e indiferentes porque sabemos que nadie nos va a salvar. Pero todos somos salpicados por la espuma sucia de la campaña nacional e internacional, incluidos los monjes de Santa María de Huerta, aislados, sólo en apariencia, entre piedras platerescas.

Confieso seguir con pasión la campaña americana. Termina la pesadilla Bush y un negro, Obama, o una mujer Hillary, serán el personaje del año y del siglo XXI.

La fuerza de la palabra, la oratoria, lengua de fuego de Obama ha seducido a los intelectuales, a negros y blancos y a millones de jóvenes que le ungirán, espero, presidente.

La palabra inspiradora, generadora de cambio y esperanza ha sido el arma sencilla que ha catapultado al joven senador a la gran política.

La palabra, de todos los dones el don, milagrosamente aún convoca, ilusiona, embriaga y transforma mentes y corazones.

La palabra religión, más republicana que demócrata, juega también su papel en la campaña de estos candidatos que no hacen ascos de su filiación religiosa ni de sus creencias.

No se puede comprender América si no se comprende la religión en América, factor único que regula las actitudes y conductas de los ciudadanos.

Frente a los autoproclamados salvadores nacionales o extranjeros y sus bienintencionadas recetas, los americanos han programado una Convención paralela: Jesus 2008.

Según Heffner, "Jesús es el tipo de revolucionario que necesita este país".

Un Jesús no religioso, no divino, no dogmático, no propiedad de ninguna religión.

Un Jesús, hombre, que rompe todas las barreras, elimina todas las vallas, trata asuntos reales, sana corazones, guía con el ejemplo y ofrece un alto standard ético.

El mensaje y el ejemplo de Jesús es más rico, más humanizador, más creador de felicidad y armonía social que cualquier plataforma miope y partidista y, por añadidura, abre las puertas a todos a la felicidad a la que tenemos derecho aquí y a la felicidad para siempre, la salvación.

Los políticos-salvadores encontrarán en el programa de Jesús razones para creer y actuar mejor.

Ignorar al hombre que más ha influido en la historia y que más seguidores tiene no deja de ser una paradoja.