PROPAGANDA VOCACIONAL

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

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El televisor, púlpito viviente, 24/7, es el despertador del ardor guerrero y el reclutador de vocaciones militares con sus idílicos anuncios. "Fuerzas Armadas. El cambio que tú quieres".

Los cuarteles, años atrás, sólo casa para machos, ahora abren sus puertas de par en par a las hembras.

En Nueva York la propaganda vocacional se hace en la plaza pública. Me encanta su slogan publicitario: "Join the Army. Be all you can be". "Alístate en el ejército. Sé todo lo que puedes ser".

La propaganda funciona. Los cuarteles son los únicos seminarios con vocaciones y, además, son mixtos. ¿Será el sueldo, los galones, las medallas, el campo de batalla…"?

Las vocaciones de servicio, maestros, enfermeros, religiosos, curas… están viviendo la hora eterna de la marea baja.

Años atrás, una ordenación de diácono no era noticia periodística, era puro trámite, un paso más hacia el sacerdocio. Ahora, tiempo de vacas flacas, es un milagro que demanda publicidad y celebración.

No hay vocaciones. Los seminarios españoles y europeos, transatlánticos de lujo anclados en los puertos, esperan en vano que suba la marea.

Este fenómeno es estudiado minuciosamente, es predicado en las iglesias y es tema de tertulias y conversaciones. Se han dictaminado sus causas pero aún no se ha descubierto la vacuna que combata el microbio letal.

Hay que cambiar el paradigma. Se buscan vocaciones donde no las hay. Los niños y los jóvenes, creo yo, son veletas que señalan los cuatro puntos cardinales pero sin capacidad de elegir ninguno. No deberían ser el único blanco de la propaganda vocacional.

Estamos en el siglo XXI, en una sociedad urbana, secular, postindustrial, postcristiana y multicultural. Lo importante y el importante es Jesucristo. Todos los demás ropajes son secundarios. Importa menos quién preside la celebración y menos aún cómo la celebramos. Llega el día en que ni aquí ni allí, ni así ni asá, se dará culto a Dios sino en "espíritu y en verdad".

Son muchos los laicos, los sacerdotes y los obispos que están urgiendo dirigir la propaganda vocacional a todos los bautizados: hombres célibes, hombres casados y mujeres. Ya sé que son muchos los que quieren que todo siga igual hasta el fin del mundo.

La iglesia es Palabra y Sacramento y tiene que dar la palabra y el ministerio a todos los bautizados. Es fácil decir que el Espíritu no es monopolio de nadie y que habla a través de todos pero es el prisionero mejor custodiado del mundo.

No hace mucho me preguntó una mujer: "¿Cuántos sacramentos hay? "Siete", le contesté. "No es verdad. Para las mujeres nunca ha habido siete. Sólo seis. No somos sujeto del sacramento del Orden", me contestó. Tiene razón pero para mí también hay sólo seis. Yo no soy sujeto del sacramento del Matrimonio. "En este sentido(bautismal) está incluida la integración y la corresponsabilidad de la mujer en la iglesia que con la estricta legislación actual y la estricta teología actual tiene muchísimas más posibilidades de las que le otorgamos y debe pasar a muchísimos más puestos de responsabilidad, supuesta la necesaria preparación y cualificación", según Olegario González de Cardedal.

El siglo XXI, recién estrenado, será el siglo de las mujeres. El ejército, lujo carísimo y superfluo, dirige su propaganda vocacional a las mujeres. Estas acabarán con la guerra y con el ejército.

Si las mujeres, más numerosas, más creyentes y más practicantes, fueran admitidas en pie de igualdad en la iglesia, no acabarían con ella, la revitalizarían y la harían más creíble.

En Estados Unidos los hombres y mujeres que se matriculan en los Seminarios y aspiran a obtener un Master in Divinity, licenciatura en Teología, ha crecido en un 20% en estos últimos años. Pero estos teólogos no quieren hacer de la religión una carrera sino llevar la religión a otras áreas de la vida. No les interesa el púlpito ni la religión organizada, les interesa la espiritualidad y las preguntas sobre Dios. Sólo un 50% de estos estudiantes optan por el trabajo clerical.

Sería fantástico que se pusiera de moda obtener un Master in Divinity, elección de valores humanos y espirituales y no sólo carreras que dan prestigio y Euros.

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