LA NAVIDAD Y LAS NAVIDADES  (2004)

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio......

   

 

Se me encoge el corazón y se me nublan los ojos cuando La Navidad, Misterio de Amor, se multiplica en las navidades de celofán de los hombres.

A La Navidad, Misterio del Dios hecho carne, le hemos puesto tanto maquillaje que en lugar de asombro, admiración y silencio produce un wow esta farsa circense.

La Navidad, la primera, la que puso todo patas arriba, la que recordamos los cristianos, la de Belén, la oficial, ya no habla, se ha quedado sola y otras muchas navidades le han robado la patente y usurpado su puesto.

El 25 de noviembre celebramos en América el Día de Acción de Gracias, Thanksgiving Day. Cuenta la leyenda que en 1624, por primera vez, los indios y los europeos compartieron una comida fraternal. Y desde entonces las familias del país se reúnen en torno a un pavo y en un largo y festivo fin de semana. Para los latinos, ajenos a la leyenda, es el prosaico día del pavo. El día siguiente, llamado Black Friday, comienza el orgasmo más navideño, el de las compras. Comienzan las navidades comerciales y sociales. A las dos de la madrugada, cita en el Mall. Los compradores, ávidas langostas, plagan las tiendas y pasan horas sin cuento en los templos para la VISA y MasterCard. 30 días y 30 noches, último diluvio comercial. El regalo perfecto está siempre esperando en el escaparate de Macy's.

Las navidades del árbol.

Noviembre 29. Arbolen el Lincoln Center. Circo, ballet, ópera, villancicos de siempre e iluminación del árbol en una liturgia televisada que no celebra nada. Noviembre 30. Árbol en el Rockefeller Center.

Un abeto de 71 pies de alto, 40 de ancho, 9 toneladas de peso y 50 años viejo que Mr. Murbach ha encontrado después de recorrer los bosques de la región y gritar su eureka. La ciudad congregada en la Catedral del Rockefeller Center, en una noche mágica, entona himnos de victoria y de paz. Clay Aiken y Jessica Simpson celebran el espíritu de la temporada con cánticos inspirados y nos desean "Happy Holidays".

La ciudad vertical reverdece y se perfuma con los abetos majestuosos que se empinan hacia el cielo y llenan sus plazas.

Las calles, los bancos, los restaurantes y todos los que tienen algo que vender anuncian unas fiestas sin nombre. La Navidad, fiesta cristiana, se convierte en un insípido Season's Greetings" para no ofender a los devotos de las otras fes. Hay que ser también "religiosamente correctos". Alguien innombrable hace de este tiempo la mayor y más vistosa feria del año.

"Jesus is the reason for the season" reza un acertado eslogan navideño. ¿Y dónde está Jesús? The season, el tiempo, la fiesta está aquí, los turrones comprados, el champán a punto pero ¿dónde está el protagonista de la fiesta? ¿Dónde sus teloneros? ¿Dónde la estrella? ¿Dónde el pregonero?

La Navidad Primera fue desnudez y silencio.

Hasta la decoración con la que los evangelios la amueblan: pastores, ángeles, música estrella, buey y mula, se me antoja superflua e innecesaria. Son los primeros toques sentimentales para adornar el hecho más sencillo y memorable de la historia, el nacimiento de un niño, príncipe de la paz y víctima del fundamentalismo judío.

Adentrarse en la Navidad Primera es desmontar todos los decorados de cartón de las navidades sociales y penetrar en el vacío portal del Amor.

"A distinguir me paro las voces de los ecos y escucho entre las voces sólo una". Machado.

Mi Navidad tendrá Misa de Gallo, a las doce, y pregón en la calle y mucho silencio este año. Yo, ya "ni rojo ni masón", ni viejo ni joven, ni heterosexual ni homosexual, ni seducido por las voces ni los ecos de la ciudad ni mi propio eco, yo, en esta Navidad, quiero oír sólo la voz de mi Señor Jesucristo.

Feliz Navidad a los sorianos y a los de Noviercas y a los Escolapios, últimos subscriptores del Diario de Soria.
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