MONICIONES Y ORACIÓN DE LOS FIELES - CICLO A

Tercer Domingo del Tiempo Ordinario

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio

   

 

 Escritura:

Isaías 8, 23-9,3; 1 Corintios 1, 10-13.17;
Mateo 4, 12-23

ENTRADA

Bienvenidos, hermanos y hermanas, a la celebración de la Eucaristía.

Esta es la fiesta de la unidad, la fiesta que hace de nosotros una familia en torno al mismo Padre. Todos seguimos al mismo Señor y somos guiados por el mismo Espíritu.

Celebrémosla con alegría y con fe.

Vivámosla como vínculo de unidad.

Juntos entonemos el canto de la fiesta.

PRIMERA LECTURA

El profeta Isaías promete al pueblo un nuevo amanecer; la luz de la salvación viene de Dios y brilla sobre el pueblo que, de nuevo, decide convertirse a su Dios.

Los creyentes de hoy estamos llamados a hacer de Jesús la luz de nuestra vida.

Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios.

SEGUNDA LECTURA

Pablo urge a los hermanos de Corinto a vivir en la unidad.

En Cristo todos somos salvados y formamos un pueblo, la iglesia de Dios.

Cristo es nuestra gloria y nuestra sabiduría. Nuestra fe no depende de la sabiduría humana sino del poder de Dios.

Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios.

EVANGELIO

En Galilea Jesús comienza a reunir sus primeros discípulos.

Pedro y Andrés, Santiago y Juan escuchan la llamada y dejan sus redes para seguir a Jesús.

Nosotros, hoy, somos llamados al seguimiento de Jesús.

Escuchemos la proclamación del evangelio.

ORACIÓN DE LOS FIELES

  1. Oremos por todos los líderes de la Iglesia para que ésta se convierta en lugar de contemplación de Dios y de lucha por el bienestar de los hermanos.

  2. Oremos por todos los líderes de las naciones para que trabajen por la libertad y prosperidad de todos los pueblos.

  3. Oremos por todos nosotros, fieles del Pilar, para que a pesar de las diferencias vivamos la unidad de la fe y la unidad en torno al único Señor.

  4. Oremos por los enfermos de la comunidad para que los que sufren en el cuerpo o en el espíritu se sientan reconfortados por el amor de Jesús.

  5. Oremos por los difuntos de la parroquia y (nombres) para que experimenten la bondad del Señor en el país de los vivos.