MONICIONES Y ORACIÓN DE LOS FIELES - CICLO A

 Trigésimo cuarto Domingo - Solemnidad de Cristo Rey

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio

   

 

 Escritura:

Ezequiel 34, 11-12.15-17; 1 Corintios 15, 20-26.28;
Mateo 25, 31-46

ENTRADA

Celebramos la Fiesta de Cristo Rey y cerramos el calendario litúrgico.

Jesucristo es el Señor, el Rey, el juez y el Salvador.

Celebremos su señorío, su bondad y su presencia en medio de su pueblo.

Celebremos el banquete del Reino que es unidad y solidaridad, amor y servicio, entrega y generosidad.

Entonemos el canto de entrada.

PRIMERA LECTURA

El profeta habla de Dios como un pastor bueno y comprometido con el bienestar de sus ovejas y especialmente de las enfermas y descarriadas. Dios, el padre de los débiles, nos quiere alimentar y tratar con justicia y amor.

Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios.

SEGUNDA LECTURA

Cristo resucitó y ha sido constituido Señor y rey del universo.

El tiene que reinar. Su reino culminará con el sometimiento de todo y de todos al Padre.

Esta asamblea cristiana del Pilar tiene que acoger con fe ya amor al testigo fiel, a su rey y Señor.

Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios.

EVANGELIO

Este evangelio responde a muchas de nuestras preguntas.

¿Cómo será la última escena de la vida? ¿Cómo será el juicio de las naciones?

¿Qué nos preguntará Dios en el examen final?

Hoy, en este tiempo de espera, somos invitados a vivir una vida de servicio y de amor.

Escuchemos la proclamación del evangelio.

ORACIÓN DE LOS FIELES

  1. Oremos a nuestro Rey para que nosotros, sus hijos, vivamos no sólo bajo su autoridad sino bajo su bandera de amor y de servicio.

  2. Oremos por todos los que tienen autoridad y poder para que lo ejerzan defendiendo a los más pequeños y vulnerables de nuestra sociedad.

  3. Oremos por nuestro olvidado planeta tierra, casa de los hombres, para que lo respetemos, cuidemos y lo hagamos más habitable.

  4. Oremos por todos los que han abandonado la práctica y vivencia de la fe y se han alistado bajo la bandera de otros reyes y jefes para que descubran la bondad de Jesucristo.

  5. Oremos por los difuntos de la parroquia y (nombres…) para que el Señor los siente en la mesa del Reino.