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MONICIONES Y ORACIÓN DE LOS FIELES - CICLO B Trigésimo Domingo del Tiempo Ordinario P. Félix Jiménez Tutor, escolapio |
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ENTRADA Bienvenidos a la celebración de los hijos de Dios, a la fiesta de la fe que nos gloriamos de profesar en Cristo Jesús. Bienvenidos los ciegos, los agobiados por los problemas de cada día, los buscadores de Dios y los agradecidos a Dios. Bienvenidos hermanos por responder a la llamada de Dios. Gritemos nuestra vida al Hijo de David. Presentémosle nuestra debilidad y dejémonos sanar por el que sana y vive: Jesucristo. Juntos entonamos el canto de entrada. MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA El profeta Jeremías invita al pueblo que gime en el destierro a la alabanza a Dios y a la alegría. El fin se acerca. La vuelta a casa es inminente. La liberación, obra de amor de Dios por sus hijos, llega ya. La Palabra de Dios nos invita a la alabanza y a la alegría porque Dios es Padre, nos ama y nos busca para darnos en plenitud el don de su amor y salvación. Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios. MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA Dios es el que llama. Dios es el que ofrece a sus hijos una tarea y el privilegio de servirle. Jesucristo, el envidado, el amado y el Hijo, vino a ser el nuevo sacerdote, el nuevo servidor de los hombres. Él, sólo Él, es el Salvador. Nosotros somos asociados a su misión salvadora por la iluminación bautismal. Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios. MONICIÓN AL EVANGELIO Bartimeo quería ver. Gracias al encuentro con Jesús vio y le siguió y lo alabó con entusiasmo. Aquí venimos a ver con los ojos de la fe. Aquí venimos a gritar: “Señor, ten compasión de nosotros”. Aquí venimos a dar gracias a Dios por todos los dones de su amor. Aquí venimos a unirnos a la alabanza con los seguidores de Jesús y a recorrer el camino de la vida con El. Escuchemos la proclamación del Evangelio. ORACIÓN DE LOS FIELES
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