MONICIONES Y ORACIÓN DE LOS FIELES - CICLO A

 Vigésimo tercero Domingo del Tiempo Ordinario

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio

   

 

 Escritura:

Ezequiel 33, 7-9; Romanos 13,8-10; Mateo 18, 15-20

ENTRADA

Bienvenidos a la iglesia del Pilar, nuestra área de descanso dominical.

Juntos formamos el pueblo de Dios aquí congregado para alabar a Dios y escuchar el mensaje de salvación.

La Palabra de Dios nos invita hoy a sentirnos iglesia y a unir nuestras voces para orar al Padre de Jesucristo.

Celebremos con alegría y fe la fiesta del Señor y la fiesta de la comunidad.

Entonemos el canto de entrada.

PRIMERA LECTURA

El profeta es el que habla de parte de Dios, el que proclama el anuncio de Dios.

El profeta es el bautizado que se siente responsable de la salvación de su hermano.

Lo nuestro no es salvar a nadie, sólo Dios salva. Lo nuestro es señalar el camino que lleva a la vida.

Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios.

SEGUNDA LECTURA

Pablo nos recuerda a todos los cristianos la actitud positiva, la palabra mágica, la raíz de la vida: el amor.

El que ama no hace daño, no debe nada a nadie. El que ama es Dios.

Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios.

EVANGELIO

En el mundo de los hombres está la ofensa y el mal bajo todas sus formas.

Cuando el doctor detecta el mal en nuestro cuerpo intenta curarlo. Cuando nosotros descubrimos el pecado también tenemos que sanarlo y extirparlo.

Escuchemos la proclamación del evangelio.

ORACIÓN DE LOS FIELES

  1. Oremos por la Iglesia para que sea lugar de perdón y de reconciliación.

  2. Oremos por los gobernantes de las naciones para que busquen la paz y el entendimiento entre todos los pueblos.

  3. Oremos por los que sufren la violencia en sus casas, en las cárceles, por los pobres y por los abandonados para que encuentren nuestra ayuda y la paz de Dios.

  4. Oremos por todos los niños para que su paso por la escuela sea un tiempo de amistad y de sana convivencia.

  5. Oremos por nuestra comunidad parroquial para que aprendamos a perdonar y a corregir nuestros pecados.

  6. Oremos por nuestros difuntos y (nombres…) para que el poder de Dios les perdone y acoja en su reino de amor.