LOS MILITARES ATEOS QUIEREN UN CAPELLÁN

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio

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Existen zonas libres de drogas, las escuelas, existen zonas libres de humo, los bares, pero no existen zonas libres de dudas.

Fe y duda, para mí también, son la cara y la cruz de la misma moneda.

Las estadísticas dicen que el 88% de los habitantes del planeta creen en Buda, Alá, Visnú, Dios o lo que los AA llaman un Ser Superior. Pero todos, todos, sentimos el pinchazo de la duda, la noche oscura de la increencia.

La duda es la autopista por la que viajamos tanto los fanáticos de las religiones como los enemigos de toda religión.

Ojalá todos tuviéramos dudas, sería una bendición, signo de que pensamos.

Francia, con un 39% de ateos, parece ser el país más incrédulo del mundo.

La fe en España, mis conversaciones por el camino me convencen cada día más, está en la UCI y sin medicinas que la curen.

Estados Unidos, cosmos de las religiones, vive, hoy, una gran crisis religiosa.

Las religiones organizadas son más asociaciones esclavizadoras que liberadoras y muchos, desenganchados de toda religión, se proclaman simplemente espirituales.

Los ateos, hombres libres, sin teologías, sin mandamientos, sin libros sagrados, quieren vivir su “no fe” en comunidad, en iglesia.

Los soldados ateos americanos han pedido a su gobierno que si permite a los cristianos, a los judíos, a los musulmanes tener sus capellanes, sus lugares de culto, su poder proselitizar, distribuir literatura, recabar fondos…¿por qué se les niega a ellos el derecho a tener un Capellán Ateo?

Capellán y Ateo ¿pueden copular estas dos palabras?

Los militares ateos se sienten condenados al ostracismo, mal vistos e injustamente marginados.

Quieren ser respetados, convertirse en iglesia, elaborar su Credo y ser presididos  por su Capellán.

Anthony Grayling, profesor de filosofía, ha escrito un libro titulado: “The Good Book: A Humanist Bible”, -“El Buen Libro: Una Biblia Humanista”-.

Es una destilación de lo mejor que ha sido pensado por los que han experimentado la vida y la han pensado.

Hay que ayudar a la gente a no aceptar las cosas sin más y a despertarla para que viva con sentido.

El P. Patrick Conroy, cura católico, será el nuevo Capellán de los congresistas americanos.

Abrirá cada sesión con una oración, presidirá los funerales y otras ceremonias y aconsejará pastoralmente a la comunidad del Congreso.

En América hay Capellanes para todos. ¿Los habrá también para los militares ateos?