LO SUPERFLUO

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio...

   

 

La sección de complementos en los grandes almacenes es más visitada que la de los trajes, con el de la boda nos basta y hasta puede servirnos para el último viaje.

En las cosas de la religión actuamos de la misma manera. Las iglesias tienen todo tipo de complementos: reliquias, novenas aniversarios…para satisfacer fantasías y aprovisionarnos de lo superfluo.

Rusia mató a Dios y convirtió sus templos en museos. Para ser un buen ciudadano, condición sine qua non, los rusos tenían que peregrinar al único lugar sagrado que quedaba en el país, la tumba de Lenin en la Plaza Roja de Moscú.

Después de unos setenta años de ateísmo oficial, la Religión ha llegado a Rusia y nadie sabe cómo ha sido. Ayer, todos ateos por mandato de los Soviets, hoy, Rusia es el país más religioso de Europa.

Acaba de llegar a Rusia desde un remoto monasterio ortodoxo del Monte Atos un relicario que guarda el “cinturón” que la Virgen María regaló a Tomás antes de su Asunción.

Putin fue el primero en tocar el relicario que ahora está de gira por el país. Filas kilométricas, temperaturas bajo cero, horas de espera, nada asusta a los millones de necesitados que tienen algo que pedirle. “Nadie hace cola por gusto”, dice un devoto.

Todos buscan el milagro imposible, el de la fertilidad, la salud de la esposa…curaciones que ni la medicina ni sus pastillas milagrosas pueden curar. De nada sirve rebelarse contra nuestra milagrosa y fantástica mortalidad.

Los que besan, tocan o adoran reliquias auténticas o falsas, en Rusia o en España, viven en la periferia de la fe, es decir, entre la superstición y la magia.

Yo no visito la sección de complementos, los auténticos son muy caros y los baratos son imitaciones made in China.

En Estados Unidos ponen en la picota el “Vandalismo lingüístico Vaticano”.

El primer domingo de Adviento entró en vigor la nueva traducción del Misal Romano que, para unos es “obtusa, no elegante y no necesaria”, para otros oportuna y necesaria.

El Vaticano desautorizó a los obispos americanos introduciendo diez mil correcciones al texto que ellos aprobaron en solemne asamblea.

El Vaticano mira al pasado, piensa en latín y emplea un vocabulario tan alejado de la vida que resulta difícil de digerir. Jesús es claro y sencillo, pero sus funcionarios creen que lo sagrado tiene que ser incomprensible.

El Vaticano, guardián de las esencias, nos imponen sus manías litúrgicas sacadas de los arcones del pasado.

El mes de diciembre trae muchas fechas superfluas, ¿será la de hoy una más?