UNA LECCIÓN PRÁCTICA

 

 

Un día, un viejo profesor de la Escuela nacional de administración pública fue contratado para dar una conferencia sobre la "planificación de su tiempo" a un grupo de una quincena de dirigentes de unas compañías.

Esta conferencia era una de las cinco de aquella jornada. El viejo profesor sólo disponía de una hora para desarrollar su conferencia. De pie, el profesor miró atentamente a cada uno de los participantes y les dijo: vamos a hacer un experimento.

De debajo de la mesa que lo separaba de los alumnos, sacó una vasija de cristal de unos cinco litros. La colocó delante de él y la fue llenando con una docena de piedras, grandes como pelotas de tenis, que introdujo cuidadosamente. Cuando la vasija estuvo llena y que ya no admitía ni una piedra más, levantando los ojos, preguntó a sus alumnos: ¿Está ya llena la vasija?

Todos respondieron: "Sí".

Esperó unos segundos y añadió: ¿de verdad?

Entonces, se inclinó y sacó de debajo de la mesa un recipiente lleno de gravilla. Vertió delicadamente la gravilla sobre las piedras y movió ligeramente la vasija. Los trocitos de gravilla se introdujeron entre las piedras, hasta el fondo de la vasija.

El profesor miró de nuevo a los alumnos y les preguntó: ¿Está ya llena la vasija?

Esta vez los alumnos más cautos respondieron: tal vez no.

El profesor se agachó de nuevo y extrajo de debajo de la mesa un saquito de arena fina. Con mucha atención la derramó en la vasija. La arena iba llenando los espacios entre las piedras y la gravilla. Una vez más preguntó: ¿Está ya llena la vasija?

Esta vez sin pensar, todos contestaron que no.

Y como se esperaban los alumnos, el profesor cogió la jarra de agua que estaba sobre la mesa y llenó la vasija hasta el borde. El viejo profesor levantó los ojos, miró al grupo y les preguntó: ¿Qué gran verdad nos demuestra este experimento?

El más audaz de los alumnos, pensó en el tema del curso, y respondió:

"Esto demuestra que cuando pensamos que nuestra agenda ya está completamente llena, si se quiere de verdad, se puede llenar con más citas y más cosas que hacer".

"No, respondió el viejo profesor, no es eso".

La gran verdad que nos demuestra esta experiencia es la siguiente:

"Si no se colocan las piedras grandes en primer lugar dentro de la vasija, después no se las podrá meter a todas.

A nosotros nos toca saber cuales son esas piedras grandes: Dios, el trabajo, el deporte…

.