LA VALENTÍA DE DISENTIR

P. Félix Jiménez Tutor, Sch. P...

 

 

¿Hay muchas Rosas Díez en la Iglesia?

Los curas, aquí, cuando dejan la Iglesia fundan una familia, en América fundan también una iglesia.

Los detractores de la Iglesia Católica, personas ajenas a la institución, son legión.

La crítica interna, la de los católicos, la de los que se quedan y aman a la Iglesia es arriesgada y silenciada. Pero cada día se oyen más voces, más fuertes y más aceradas.

La Iglesia de Benedicto XVI es una Iglesia varada.

Yo que no sé donde está AUSTRALIA, continente remoto que no suscita titulares, paraíso de canguros y de un inhóspito outback, resulta que su Iglesia Católica es, hoy, un volcán en ebullición.

El Obispo auxiliar de Sydney, Geoffrey Robinson, acaba de publicar un libro titulado: "Power and Sex in the Catholic Church", -Poder y Sexo en la Iglesia Católica-.

Su intención no es atacar a la Iglesia a la que ama y ha servido fielmente a lo largo de toda su vida, pero la cruda realidad no se puede ocultar bajo las alfombras rojas de palacio.

En su libro, presentado ante la flor y nata de la sociedad australiana, ofrece recetas agridulces para que la Iglesia sobreviva y florezca en el siglo XXI.

En opinión del Obispo "el poder del Papa ha ido muy lejos y no existen adecuados límites a su ejercicio". Todo viene de arriba y "muchos Obispos se sienten incómodos". El idílico y sugerente principio de la colegialidad episcopal, poder compartido, está aún por estrenar.

Toda política, dicen los expertos, es local y exige soluciones locales.

Australia está en los antípodas de Roma y según el Obispo de Sydney corear el discurso Vaticano no conduce a ninguna parte.

"El poder conlleva responsabilidades. El Papa ha reivindicado muchas veces el poder y debe aceptar las responsabilidades correspondientes". El Obispo Geoffrey acusa al Papa de falta de liderazgo en la saga aún sangrante de la crisis del sexo de los curas. Esta crisis se ha enquistado en la estructura del poder.

"Me doy cuenta, al menos en teoría, que puedo acabar fuera de la Iglesia. Pase lo que pase, que suceda lo que tiene que suceder", confiesa, sin miedos, el Obispo.

Otro Obispo australiano, William Morris, en una reciente carta pastoral pide poder ordenar a hombres y mujeres casados, acoger a los excuras y reconocer como válidas las ordenaciones de los curas anglicanos y luteranos.

¿De Australia puede salir algo bueno?

En esta caldera efervescente se cuece algo más que unas ideas viejas y alocadas, se cuece una eclesiología, se gesta un parto que, tarde o temprano, parirá nuevas estructuras de poder, nuevas maneras de ser Iglesia.

Siempre habrá Iglesia.

¿Habrá siempre curas como hoy los conocemos?

Los dominicos holandeses, siempre en la vanguardia ideológica, han distribuido por las parroquias del país un librito escrito por el P. André Lascaris.

La iglesia, centrada en la persona del cura, tiene que cambiar de paradigma y centrarse en la comunidad que elige a una mujer o un hombre, casado o soltero, para convocar y liderar la comunidad y para presidir la Eucaristía.

Pasaron los tiempos de los grandes debates teológicos. Los problemas de cada día: falta de curas, escándalo de los curas, iglesias vacías, celebraciones pobres…son los que traen de cráneo a los Obispos y a los fieles comprometidos y los que han cerrado en Holanda 200 parroquias en los seis últimos años. Y estos problemas prácticos sólo tienen soluciones prácticas y locales.
.