EN LA NUBE DE LO DESCONOCIDO

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio

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"La fe sin conocimiento está muerta".

Vivimos en una sociedad en la que muchos hombres han cortado todos los puentes con la religión. No saben lo que se hace y se dice dentro de una iglesia. No son ateos, son analfabetos religiosos, son ignorantes. Para ser ateo militante se necesita el saber.

Más preocupante es el analfabetismo de los católicos practicantes que son legión.

Solíamos refugiarnos en la fórmula estéril de "doctores tiene la iglesia que le sabrán responder".

Los católicos viejos crecimos con los raquíticos conocimientos de un catecismo abíblico, un hinchado culto a los santos, unos ritos cuasimágicos y mucha calderilla piadosa. El miedo y la falta de maestros nos mantenían sumisos en la nube de lo desconocido. "Los sacerdotes católicos son pocos y no abundan entre ellos quienes sepan hacer una buena presentación de la Biblia", comenta Raymond E. Brown.

La BIBLIA, lingua franca de los cristianos, no estaba en el Índice de los Libros Prohibidos, pero era un libro tan ajeno a los católicos que teníamos que expresar la fe y la doctrina a través de novenas y rosarios y devociones poco ortodoxas.

Prescindir de la Biblia es correr un gran riesgo. Es tener un joyero sin joyas.

En otras iglesias, sin santos de escayola en sus templos, con su "Sola Scriptura", la Palabra resuena poderosa en las bóvedas y en los corazones que le dan hospedaje. No saben nada de María Goretti pero se saben de memoria el libro del Apocalipsis.

La Iglesia católica es una iglesia bíblica, reconoce y proclama la Biblia como palabra de Dios pero los católicos no leen "la carta de amor que Dios nos ha escrito".

La fe no iluminada por la luz de la Palabra es una fe si no muerta, sí débil, sí enferma, sí superficial.

El próximo Sínodo de los Obispos tendrá como tema monográfico la Biblia y su uso en la Iglesia católica.

Dos mil quinientos Obispos son invitados a responder a ciento veinticinco preguntas antes de noviembre del 2007. Preguntas como ¿por qué los católicos se sienten fríos e indiferentes frente a la Biblia?

La Biblia más que asignatura pendiente es la asignatura ausente. Nunca ha estado incluida en el currículum del cristiano. Somos analfabetos bíblicos.

El telón de fondo de este súbito sarampión viene desplegado, en parte, por razones externas. La persistente influencia de las iglesias evangélicas para quienes el acceso a Dios, sin necesidad de mediaciones, se hace vía la Biblia.

La literatura, Da Vinci Code y otras novelas, que inspirada y plagiando la Biblia le roban su esencia y la transforman en entretenimiento policíaco y pornográfico.

La Biblia, libro judío y, a veces según algunos, antisemita ¿es el mejor vehículo para mirar juntos en la misma dirección y alcanzar la plena reconciliación?

Al margen de este contexto providencial, la única razón de peso para redescubrir y abrir diariamente la Biblia es que es el corazón del ser cristiano. "El que no conoce la Escritura no conoce a Cristo".