EL VENENO DEL TIEMPO

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

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El calendario, como la ruleta rusa, guarda una bala para ti.

Los jóvenes, ausentes de la vida real, sueñan con un calendario todo en rojo. Los mayores miran de reojo al almanaque y, atónitos, lo contemplan ya sin hojas.

Cuentan que un joven le preguntó a Dios un día: ¿qué son mil años para ti? Dios le respondió: "un segundo". El joven impertinente siguió preguntándole: ¿y qué es un millón de euros para ti? "Oh, un mero céntimo". El joven para poner a prueba la generosidad de Dios le dijo: ¿podrías darme ese millón? Y Dios le contestó: "Sí, hijo, espera un segundo".

El tiempo, se mida como se mida, es nuestro enemigo. Es el veneno que bebemos todos los día, hasta que saturados morimos sin más. Dicen que mata el cáncer, el sida, el tabaco… Nos mata el tiempo, la fecha de caducidad.

Estamos a punto de estrenar un nuevo calendario, mojón en la autopista hacia la eternidad, el del 2007.

Sonarán las campanadas a medianoche y en una euforia agónica e irreal las lenguas se soltarán para celebrar el Año Nuevo como si fuera un dios y para abrazar a los próximos.

Después de la resaca de la felicidad y prosperidad que nos desean todos los negocios y amigos y de una buena dosis de Alka-Seltzer, hay que enfrentarse a la música de lo cotidiano.

Lo cotidiano, lo que puedo controlar y elegir: dejar de fumar, bautizar a mis hijos, usar condones rojos, jugar al golf en Pedrajas, educar a mis hijos en Escolapios… mis pequeñas decisiones para un limitado bienestar y el Everest de lo que no puedo controlar porque los que dicen representar la voluntad popular nos atestan con sus prohibiciones cada día más osadas y castrantes y legislan más que Moisés.

Yo, creyente y practicante y ahora cura rural, no tengo problemas con el tiempo porque además de vivir en el tiempo vivo también en la eternidad. El punto Omega no es una mota de polvo en el universo, es encuentro en la fusión de la vida nueva, es reducción a lo siempre deseado y nunca satisfecho, al Amor.

Mientras vivo, vivimos, en el tiempo tenemos todos la responsabilidad de ser fieles a la tierra. Lo temporal, lo secular, lo humano, todo nos concierne, nos compromete, nos ata y nadie puede evadirse. Calendario del carpe diem y del fragor del día. Algunos, muy piadosos ellos, piensan que la tierra es una gran sala de espera, pórtico que nos introduce en el Hall de la Fama.

Los verdaderos creyentes viven el tiempo como dice Bonhoeffer como si Dios no existiera y hacen el bien no para ganarse la entrada sino porque hay que hacerlo. Nadie se gana el cielo. Es el gran regalo, gratis total, del Amor.

La dimensión del tiempo y de la eternidad unidas como nudo de víboras son las coordenadas de este vivir más que humano.

Estrenemos el calendario y olvidemos el STOP final.

Sigamos con nuestra adicción a las pastillas que nos alargan los días pero no la felicidad.

Feliz Año Nuevo. Feliz 2007.