EL PRIMER INDIGNADO

P. Félix Jiménez Tutor, Sch. P...

   

 

“No eches la culpa a Wall Street. No eches la culpa a los grandes bancos. Si no tienes trabajo y si no eres rico, échate la culpa a ti mismo”.

Este es el mensaje indignante de Herman Cain, aspirante republicano a la Casa Blanca. Y pensar que todos sus contrincantes predican la misma doctrina es para sublevarse.

Durante muchos años, años de prosperidad desmesurada, cuando todo nos iba bien, vivíamos anestesiados por los goces pasajeros e inmediatos.

Nadie sabía nada de economía ni le interesaba saber quien la dirigía. La plaza mayor, los parques, las iglesias estaban tranquilas, los turistas y los espectadores las fotografiaban y las olvidaban.

Hoy, tiempos de escasez, las vacas flacas mugen y se sublevan. El mundo entero, indignado, está ocupado y las protestas de miles de ciudadanos claman al cielo. Sin programa electoral, sin líderes famosos, sin fechas, sólo la indignación frente a las escandalosas desigualdades mantiene al pueblo que viaja cuesta abajo en pie.

Londres ocupado, Oakland ocupado, Wall Street ocupado, Niza ocupada por la “cumbre de los pueblos” versus la cumbre del G20 que criticó en su última reunión los paraísos fiscales y ellos viven en el paraíso de la opulencia protegidos por cientos de policías y no pasa nada. Sí, ocupadlo todo y todos juntos.

Somos el 99 por ciento, los nuevos pobres, los iguales en la pobreza económica, cultural, familiar…manipulados por el 1 por ciento que se ha adueñado de las finanzas, de los bancos que trafican con el dinero de todos, de los bienes de la tierra y que guiados por la avaricia se olvidan del bien común.

¿Ese 1 por ciento escucha el clamor del 99 por ciento?

¿Se siente responsable del sufrimiento del 99 por ciento o piensan como Herman Cain? “Echaos la culpa a vosotros mismos”, malditos holgazanes.

En nuestro mundo hay pan para todos, pero no hay para la avaricia de todos.

Gracias a los indignados la injusticia es noticia, se habla de las desigualdades, se desenmascara a los jubilados millonarios de las finanzas y toda la basura que encubre la avaricia sale a la luz. Logro impensable e imposible ayer.

Son pocos los indignados si tenemos en cuenta que dos billones matan su tiempo frívolamente contemplando a Justin Bieber en YouTube.

Hace ya dos mil años Jesús de Nazaret nos aconsejaba “guardaos de toda clase de avaricia”. Hoy, los indignados de Wall Street se definen como anti-avaricia.

Vivir frugalmente es contracultural y acumular y evadir la responsabilidad social es signo de avaricia.

Jesús fue el primer indignado, indignado contra la religión oficial, contra el Templo, banco y finanzas del Sumo Sacerdote. “Haciendo un látigo echó a todos del templo y a los cambistas les esparció las monedas y volcó las mesas”. Jesús con su látigo inventó el primer cortafuegos contra la avaricia y la “economía casino” que reinaba en el Templo de Jerusalén.