EL DEMONIO VISTE PRADA P. Félix Jiménez Tutor, escolapio..... |
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Querido pastor, ¿Existe el diablo? En mi clase hay uno y viste Prada. Los demonios visten Prada y Dolce & Gabbana y todo lo que se exhibe en los fashion shows del mundo. Además de estar al día, tienen que glorificar su imagen con los productos de la alta costura y desafiar el meltdown de la economía. ¿Y Benedicto XVI viste Prada? Los zapatos rojos, Prada o no Prada, de Benedicto XVI disparan rumores y suscitan artículos y conversaciones. La moda, imperio de lo efímero, tiene magia, lo transforma todo e invade hasta las vestimentas de las sacristías. Algunos, los estudiosos, disecan y enmarcan las palabras del Papa; otros, los frívolos, fotografían las nuevas vestimentas papales y descubren significados y afirmaciones que, a nosotros los normales, se nos escapan. Es cierto que el hábito no hace al monje, pero es también cierto que, para muchos habitantes del Vaticano y del orbe católico, el Papa sería menos Papa sin sus ropajes gloriosos. En 1963 Pablo VI abandonó la Tiara, triple corona, símbolo de un triple poder, que si en estos tiempos de democracia y de colegialidad episcopal se resucitara sería no sólo una bofetada al evangelio de Jesús sino a los signos de los tiempos. Benedicto XVI, dicen los espías de la moda, ha resucitado ornamentos ocultos durante décadas o siglos en los museos vaticanos. En una ocasión lució una mitra de Pío IX, siglo XIX, en otra ocasión, un miércoles de ceniza, la casulla era modelo de Paulo V, Papa Borghese del siglo XVIII. Y acaba de encargar a sus sastres un set de 30 vestimentas, copias de las que vestía León X, el Papa Médicis, que el día de su elección dijo: “Disfrutemos del papado ya que Dios nos lo ha concedido”. En una revista, asombrado y furioso, he contemplado al Cardenal Castrillón de Hoyos en la catedral de Westminster luciendo la roja y sedosa “capa magna” con una cola de seis metros antes de celebrar una misa tridentina. ¿Quién en el siglo XXI tiene la osadía de exhibir en sociedad semejante ostentación? “La elección de las vestimentas litúrgicas del Papa y de los cardenales dicen muchísimo no sólo sobre sus gustos sino también sobre su visión del futuro de la Iglesia y de su pasado”. Mirar al pasado, para los cristianos, es mirar a Jesús y a su evangelio. Sólo en la medida en que se encarne el ideal primero, la Iglesia hará creíble y eliminará toda sospecha de ambiciones mundanas y glorias espúreas. El Papa es el sucesor de muchos Papas y en esa larga lista hay más de una oveja negra. “El progreso en la continuidad” del que habla Guido Marini, liturgista del Vaticano, tiene que expresarse no en la alta costura litúrgica sino en el sencillo, humano y pobre estilo del primer predicador, Jesucristo. ¿Veremos algún día un Papa vestido de traje? Me muero de ganas. Vagaba yo por estos senderos poco soleados en la concatedral de San Pedro durante la misa de San Saturio, seguro que algún diablo vestido de Prada rondaba por allí, y pensé: ¿se puede inspirar e ilusionar al alcalde de Soria desde un sillón? |