¿Por
qué se queja la gente de que soy tacaño cuando todo el
mundo sabe que cuando me muera voy a dejar todos mis bienes
a la iglesia?, le preguntaba un día un feligrés muy rico a
su párroco.
Déjeme
que le cuente la historia del cerdo y la vaca, le dijo el
párroco.
El
cerdo no era popular mientras que la vaca era muy querida y
esto le sorprendía muchísimo al cerdo.
El
cerdo le decía a la vaca: “La gente habla y admira mucho tu
naturaleza amable y tus ojos tristes. Creen que eres muy
generosa porque les das leche diariamente. ¿Y yo qué? Yo
les doy todo lo que tengo. Les doy tocino y jamón y hasta
mis patitas. Y aun así no les caigo bien. ¿Por qué?”
¿Sabe
lo que le contestó la vaca?, le preguntó el párroco a su
rico feligrés.
La
vaca dijo: “tal vez sea porque yo doy mientras estoy viva y
tú no das nada hasta que te mueres”.
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