HOMILÍA DOMINICAL - CICLO A

  Vigésimo cuarto Domingo del Tiempo Ordinario

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio

   

 

 Escritura:

Eclesiástico 27,33-28.9; Romanos 14, 7-9;
Mateo 18, 21-35

EVANGELIO

En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús, le preguntó: -Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?

Jesús le contestó: -No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.

Y les propuso esta parábola: -Se parece el Reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así.

El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: -Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo.

El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios, y agarrándolo lo estrangulaba diciendo: Págame lo que me debes.

El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo: -Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré.

Pero él se negó, y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: -¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?

Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo si cada cual no perdona de corazón a su hermano.

HOMILÍA 1

A una señora que celebraba  sus bodas de oro de matrimonio le preguntaron sus hijos por el secreto de su largo y feliz matrimonio.

La señora les contestó: El día de mi boda decidí hacer una lista de las 10 faltas de mi marido que pasaría por alto para salvar mi matrimonio.

¿Y cuáles fueron esas 10 faltas de la lista?

A decir verdad nunca escribí la lista. Pero cada vez que mi marido hacía algo que me molestaba y que me subía por las paredes le decía: tienes suerte, bandido, porque eso no está en mi lista.

Y usted también tiene suerte porque Dios, con o sin lista, le perdona siempre.

Los que tenemos lista y larga somos los hombres.

El capítulo 18 del evangelio de Mateo es conocido como el discurso eclesial, el discurso de la comunidad, de la vida de los creyentes.

El perdón, perdonar, para nosotros es un adorno, un lujo. Para los seguidores de Jesús es una realidad vital, es el corazón del evangelio, es un estilo de vida.

Jesús vivió, murió y resucitó para ofrecernos el perdón de Dios. Todo lo que hizo Jesús fue reconciliar el mundo y los hombres con Dios.

El ministerio de Jesús fue un ministerio de perdón.

“Tanto amó Dios al mundo que nos dio a su Hijo, a Jesucristo”.

¿Para qué?

  • Para abrirnos las puertas de su amor.

  • Para reunir lo que estaba disperso.

  • Para que conociéramos su ser más íntimo, Dios rico en perdón.

  • Para decirte a través de Jesús: mi Padre te ama, te limpia, te sana y pone alegría en tu corazón herido por la vida.

El evangelio de Jesús es el evangelio del amor y sólo el amor sin límites y sin condiciones puede perdonar.

Pueblo de Dios aquí reunido por el Señor Jesús y su Espíritu para escuchar el mensaje del perdón de Jesús.

“El Reino de Dios es como un rey que perdonó a un deudor una deuda inmensa”.

Ese deudor es usted y yo.

¿Por dónde empezar?

¿Por mis enemigos? ¿Por mi marido? ¿Por mis hijos? ¿Por mi jefe?... Estos sí que son malos. ¿Por dónde empezar? No mire a nadie.

Aquí, en la iglesia, empezamos siempre por nosotros, por mí.

Todo empieza por mí.

¿Cuál es mi deuda con Dios?

¿Cuántas veces me ha perdonado Dios a lo largo de mi vida?

Dios ha perdonado mi odio, mi lujuria, mi avaricia, mis infidelidades….

El perdón se siente pero se expresa y vive cuando entro en un proceso de conversión.

El perdón de mi inmensa deuda es un poder creador de un corazón y una mente nueva.

Todo empieza por mí.

Yo me dejo perdonar. Yo me abro al amor de Dios. Yo pongo mi deuda en manos de Dios.

Sin deuda, sin miedo, puedo caminar ligero al encuentro de mis hermanos.

Y cuando salga ahí afuera, sabré que el ministerio de Jesús es el del perdón, nunca la venganza.

Y cuando salga ahí afuera, sabré que lo que tengo que perdonar es poco comparado con lo que a mí Jesús me perdona cada día.

Y cuando salga ahí afuera no haré lo del siervo malo que le dijo a su hermano. “paga lo que me debes”.

Sólo los que no han experimentado el perdón de Dios, su inmenso amor, son incapaces de perdonar a los hermanos.

Sólo cuando experimento el perdón de Dios,  mi corazón se rompe, mis murallas se desvanecen y como no me queda nada que defender puedo ceder, rendirme e incluso perdonar.

Es verdad, Jesús es muy exigente. Nunca dice: ésta es la gota que colma el vaso.

Nos dice: no cuentes las ofensas, simplemente perdona.

Tiene que saber que su deuda ha sido pagada y que ya no debe nada.

Dios no necesita nada, pero sus hermanos sí.

Dios no necesita ser perdonado, pero sus hermanos sí.

Dios no cuenta sus pecados, sus ofensas, pero usted sí

Y seguiremos preguntando ¿cuántas veces tengo que perdonar?

El perdón no es una cuestión de matemáticas. Perdone siempre que sea ofendido como Dios lo hace con usted.

HOMILÍA 2

DIOS NO SABE MATEMÁTICAS

Jesús me manda hacer cosas imposibles: amar a mis enemigos, bendecir y orar por los que me insultan, servir gratis, sin esperar ni siquiera las gracias y me manda, lo que no quiero ni puedo hacer, PERDONAR a los que me critican.

Corrie Ten Boom cuenta en su autobiografía que terminada la guerra y liberada de un campo de concentración Nazi predicó un sermón en la iglesia sobre el PERDÓN.

Al terminar el sermón, un hombre, con una mano extendida y una gran sonrisa, se dirigió hacia ella.

Corrie lo reconoció; era el jefe de los vigilantes del campo donde ella y su hermana habían estado encarceladas por haber escondido en su casa a unos judíos y donde su hermana había muerto.

El guarda le dijo: “Oh, Fraulein, le estoy muy agradecido por su mensaje poderoso. Qué alegría pensar que Jesús ha lavado todos mis pecados.

Corrie, paralizada, no podía levantar la mano.

“Los pensamientos de venganza hervían dentro de mi, vi el pecado…y no podía hacer nada. No sentí la menor chispa de amor o caridad, así que susurré una oración en silencio. Jesús, no puedo perdonarle, por favor dame tu perdón”.

La oración ofrecida, pudo levantar la mano y estrechar la del hombre que la había torturado.

Historia de un perdón grande. Nuestra vida debería estar llena de perdones pequeños que son tan difíciles de ofrecer como los grandes.

La fuerza de perdonar de corazón no es nuestra, se la tenemos que pedir a Jesús que es el que nos manda perdonar como condición para ser perdonados.

Conversaban dos hombres un día y uno le confiesa al otro, cada vez que discuto con mi mujer se pone histérica. El otro le dice, eso no es nada, la mía se pone histórica.

¿Qué quiere decir histórica? Le pregunta.

Que me suelta la letanía de todos mis defectos y desprecios y errores que he cometido desde el día primero que nos conocimos.

Todos nos ponemos históricos porque ni hemos perdonado ni olvidado. Somos prisioneros del pasado, de unas relaciones familiares, sociales o comunitarias que nos quitan la paz, nos impiden ser felices y libres y cristianos de verdad.

El cristiano es un ser PERDONADO. El oficio de Dios es perdonar y lo hace bien y siempre. Yo me defino a mi mismo como un pecador feliz. “El Señor tuvo lástima de aquel empleado, de mí, y me dejó marchar, perdonándome toda mi deuda”. Porque es eterno su amor. Porque no lleva cuentas del mal. Porque no sabe matemáticas.

El cristiano es un ser que perdona. Pero yo, perdonado, salgo a la vida y grito: Ya me lo pagarás, te espero a la salida, don’t get mad, get even…el espíritu del mundo que llevo dentro no entiende lo de setenta veces siete ni lo de 24/7.

El problema está dentro del corazón.

El PERDÓN es la llave maestra que sana todas las relaciones humanas.

Perdonarse, perdonar a los hermanos, es mandato de Jesús, pero es también condición esencial para vivir en plenitud.

“Sólo los valientes saben cómo perdonar porque el perdón exige mucho valor cuando todos a nuestro alrededor gritan y piden una “libra de carne” y la venganza” dice Lawrence Stern.

No debemos ser tacaños en el perdón a los demás cuando el perdón de Dios para nosotros es tan generoso y abundante.

Cultivo una rosa blanca,

En julio como en enero,

Para el amigo sincero

Que me da su mano franca.

Y para el cruel, que me arranca

El corazón con que vivo,

Cardo ni oruga cultivo

Cultivo la rosa blanca.

José Martí.

HOMILÍA 3

THE UNFORGIVING SERVANT
In every bookshop there is a section called Self-Help Books. Books that promise the readers satisfaction, joy and success, and they insist that the power to transform our lives is within us. Here are some titles: I Will Teach you to be Rich, The Power Now, Eat, Pray, Love, Don't sweat the Small Stuff: Simple Ways to keep Little Things from Taking Over your Life.


People who never go to church are addicted to this kind of books, in them they find the answers to their human aspirations, the ones of the world below, the world above our heads is only for believers. Beleive it or not, many churches have become Self-Help books. They preach every Sunday, "Accept Jesus as your Lord and Savior" and all your problems, money problems, love problems, family problems...will be solved. Be all you can be. Join the the Army of Jesus and you will be successful, satisfaction guaranteed or your money back.


The preaching of Jesus revolves around a few subjects that have nothing to do with the subjects of self-help books.


Jesus preached about God. God is one, to adore anybody or anything else is idolatry.


Jesus preched about Love. Love God and love your neighbor.


Jesus preached about prayer. When you pray say the Our Father, and pray without ceasing.


Jesus preached about money. You cannot serve two masters, God and money.


Jesus preached about forgiveness. Forgiveness is the center of the Lord's Prayer: "Forgive our trespasses as we forgive those who trespass against us", and forgiveness is central to many parables and stories he told, The Prodigal Son and The unforgiving servant we have proclaimed today.


Do you remember last Sunday's gospel? It was also about forgiveness, how to deal with a brother who has sinned against us.
 

Today Peter asks Jesus a mathematical question, how many times shall I forgive my brother who sins against me? Up to seven times? Jesus' answer is, "not seven times, but seventy times seven times", that equals 490 times. There is no way to keep the diary of the offenses I have received.


There are to be no limits on the amount of times we forgive for God never ceases to forgive our sins. If you feel joyful and free after a good confession, feel also the same peace and joy when you forgive your brother.


Jesus gave us the Parable of the Unforgiving Servant, easy to understant and hard to put it into practice. In the history of the Church many good men and women have forgiven wholeheartedly. Allow me to tell you this chilling story.


CORRIE TEN BOOM worked to save several Jews from the Nazis In Holland. She was arrested and taken to the infamous Ravensbruk concentration camp. She later wrote the book "The Hiding Place". She often thought back over the horrors she lived there. How coudl she ever forgive the former Nazis who had been her jailers? How could she ever forget the horrible cruelty of the guards and the smoke coming from the chimney of the crematorium?


Then in 1947 Corrie was speaking in a church i Munich, and when the meeting was over she saw one of the cruelest male guards coming forward to speak to her. He had his hand stretched. "I have become a christian", he said, "I know that God has forgiven me for the cruel things I did, but now I would like to hear it from your lips as well, will you forgive me?
A conflict raged in her heart. The Spirit of God urged her to forgive. "Jesus, help me"., she prayed. Then she knew what she must do. "I can lift my hand. I can do that much".


As their hands met she said, "I forgive you, brother, with all my heart".


God wants us to do to others as He has done and keeps doing to us.