DERECHO DE OFENDER

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio

   

 

Los periódicos, esa Biblia de lo cotidiano, nos revelan intimidades, escándalos, idas y venidas y opiniones de la gente influyente y de la gente corriente.

Quieren cubrir todas las bases del planeta a la hora del café matinal.

Los periódicos españoles pueden presumir de tener la mejor selección de columnistas. Roberto del Heraldo Soria, es el que mejor toca las pelotas de los políticos sorianos.

Por razones que ignoro, ¿pereza o falta de interés de los lectores?, nuestra prensa no cubre la base Religiones a no ser que se caiga el cielo o Benedicto haga citas peligrosas.

Yo leo todos los días tres periódicos en inglés y me quedo perplejo ante la información que ofrecen sobre las Religiones.

El periódico inglés, The Guardian, secular y de izquierdas, en su sección Cifbelief, foro de discusión sobre la fe y la no fe, tiene veinte blogs semanales y recibe cientos de comentarios cada día.

Unos se quejan del mucho espacio dedicado a las Religiones, otros lamentan su hostilidad incurable a la Iglesia Católica y otros le critican el miedo a criticar el Islam para no tener que beber la copa de su ira.

Unas gotitas de irreverencia y “defender el derecho de ofender” es más que necesario para desdramatizar la crispación cósmica y social que nos sofoca.

El New York Times en su sección Religion and Belief y el Washington Post en On Faith ofrecen numerosas reflexiones sobre lo divino y cómo los humanos lo contaminamos consciente o inconscientemente.

Las Religiones del Libro, judaísmo, cristianismo e Islam, vinculan a más de la mitad de la población mundial y, queriendo o sin querer, generan abundantes noticias sobre sus creencias o sus prácticas.

El catolicismo hace tiempo que renunció a imponerse por las cruzadas del Constantino de turno. Sus noticias, teologías complicadas aparte, afectan a la esfera de lo privado. El gran río Sexo y todos sus afluentes, siempre desbordados, inundan los periódicos.

El judaísmo, heredero de las fronteras davídicas, no vivirá nunca en paz si no renuncia a este sueño imposible.

El Islam ha declarado la guerra a los infieles y así difícilmente encontrará el camino de la tolerancia y la democracia.

Las Religiones, problema y solución, están ahí para quedarse, para aportar los valores y para aliarse con todos los que luchan por la justicia y la compasión.

Marginarlas como no noticia es hacer un perjuicio a los lectores que se interesan por el porqué de lo humano.

Los periódicos, esa Biblia de lo cotidiano, deberían ofrecer avenidas a los que se interesan por las Religiones aunque no practiquen ninguna.