AL  BORDE  DEL  CISMA

P. Félix Jiménez Tutor, Sch. P...

   

 

En la Iglesia Católica el que aspira a ser Obispo, en este tiempo de recoger velas, tiene que ofrecer su perfil conservador y si se trata de un aspirante africano, sólo una condición, ser célibe.

En la Iglesia Episcopaliana, rama americana de la Iglesia Anglicana, el que aspira a ser Obispo tiene que ser progresista y hasta gay y hasta mujer. El "only in America" –solamente en América- se puede aplicar a muchos campos de la sociedad americana pero, tal vez, el más verdadero y el más llamativo sea el de la religión y las religiones. Ningún país del mundo es más plural, más abierto, más religioso, más experimental, más retro y más metro que los Estados Unidos.

Todo empezó en junio del 2003.

Gene Robinson, sacerdote episcopal, padre de dos hijas, divorciado y ahora viviendo abiertamente una relación homosexual, fue consagrado, a pesar de que todas las campanas tocaron a rebato, como noveno Obispo de New Hampshire.

En junio 20, 2006, clérigos y laicos se reunieron en asamblea conciliar en Columbus, Ohio. En la agenda dos temas estrella, el aguijón de la carne siempre viva. Aprobar o descontinuar la ordenación de Obispos homosexuales y la bendición en la Iglesia de las uniones homosexuales.

La mayoría se negó a echar el freno o a aparcar el tema. Se trata de una conquista que debe ser celebrada y que ningún puritanismo podrá ya enterrar. Pero su atrevimiento fue aún mucho más lejos. Eligieron como Primado, Arzobispo, que presidirá, representará y será portavoz de la Iglesia, a nivel nacional e internacional, una mujer. Dr. Katharine Jefferts Schori, Obispo de Nevada, será la cabeza visible de esta Comunión de diócesis.

Oceanógrafa de profesión antes de sumergirse en la vocación clerical está casada con un matemático y su hija es piloto de la Air Force. Sus primeras declaraciones después de la elección revelan su talante liberal.

Estoy embarcada en "una gran aventura." "La homosexualidad no es pecado. Los homosexuales han sido creados así por Dios." "Hay ansiedad sobre el lugar de la Iglesia Episcopal dentro de la Comunión Anglicana. Pero queremos demostrar que la cosa más importante no es la discusión sobre la sexualidad. Estamos aquí para edificar una Comunión santa".

Una de sus fans comentaba: "Tener una mujer Primado es una complicación maravillosa".

América es el país de las oportunidades no sólo para los hombres sino también para las mujeres y para éstas se ha abierto el club más privado, prohibido y sagrado, el club de la pirámide eclesial.

Las religiones cristianas están formadas por mujeres y gobernadas por hombres.

El judaísmo, religión machista por excelencia y madre nuestra, ya tiene sus mujeres rabinos animando la sinagoga.

La Comunión Anglicana cuenta con setenta y siete millones de fieles en el mundo; sólo dos millones y medio son americanos y sólo tres países Canadá, Nueva Zelanda y USA ordenan mujeres sacerdotes y obispos. El resto de los países, especialmente África y América Latina, están en la onda conservadora y creen que la Iglesia americana ha dado la espalda a la Escritura y que el cisma es inevitable.

"Nadie quiere una ruptura pero si se piensa, se ve que existen virtualmente dos religiones en una misma Iglesia", dice el Obispo Michael Nazir-Ali.

Veintidós diócesis han roto su vinculación con la Iglesia Episcopal y Nigeria y Kenia han renunciado a la ayuda económica generosa y abundante que de ella recibían.

Rowan Williams, Arzobispo de Canterbury y Primado de la Comunión Anglicana, ha notificado a las iglesias que no renuncien a las ordenaciones y bendición de los homosexuales que dejarán de ser "iglesias constituyentes" para ser "iglesias asociadas" de la Comunión.

La Iglesia americana atrevida y pertinaz, convencida de que hay un sitio para todos los sexos y todos los amores en su seno, sigue su rumbo sin mirar atrás. Al borde del cisma, más teórico que real, la diócesis de Newark acaba de proponer, a pesar de las amenazas de hoy y los rumores secesionistas de ayer, como Obispo, a un sacerdote homosexual.

Yo me quedo con la afirmación de San Pablo: "Ya no hay más judío ni griego, esclavo ni libre, varón y hembra, pues vosotros hacéis todos uno, mediante el Mesías Jesús". Gálatas 3, 28
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