A DESOBEDECER

P. Félix Jiménez Tutor, Sch. P...

   

 

La obediencia ciega, de cadáver, en estos tiempos de rebeldías y liberaciones, sólo la practican los políticos.

Habla el jefe del partido y sus colegas, negando su propio juicio y discernimiento, escuchan la voz de dios y para mayor gloria del partido votan al unísono. Sólo los partidos son monolíticos, la Iglesia Católica, hoy, es plural y desobediente.

La obediencia ciega, propia de la Iglesia y de los religiosos, ha dejado de ser ciega para ser dialogada, objetada y desobedecida.

Ser héroe, ser santo fue ser obediente, ayer todo se medía por la capacidad de renunciar a su querer e intereses y dejarse guiar por la voz del jefe, que era la de Dios.

Lejos queda esta sublimación interesada de lo más humano del hombre, su libertad y su insumisión.

Benedicto XVI el día de Jueves Santo, día del Dios en delantal y del amor fraterno, denunció con tremendismo y amargura  la “desobediencia” que existe en la Iglesia de la que él es el jefe.

La doctrina oficial, la de los documentos vaticanos, sigue siendo inamovible, no ha cambiado ni una coma y no da señales de querer dialogar con nadie. Esta doctrina se diluye como un azucarillo y es patrimonio vaticano pero no de los fieles, los enseñados y guiados.

En la iglesia austriaca hay una “llamada a la desobediencia”, a rebelarse contra la “monarquía absolutista” vaticana como la llama el sacerdote P. Shüller.

La desobediencia de los curas irrita a la autoridad. Dan la comunión a los divorciados recasados , a los gays casados, permiten predicar a las mujeres, piden el sacerdocio para los hombres casados y las mujeres…

Los católicos sólo practican la desobediencia: cohabitan antes del matrimonio, usan todos los métodos anticonceptivos, ven con buenos ojos la homosexualidad, y viven la religión a la carta, ellos eligen el menú…

Benedicto XVI en su sermón exhortó a los curas a la “obediencia y la humildad hasta la cruz” y a renunciar a la tan ensalzada autorrealización.

Jesús, obediente hasta la muerte, fue el primer desobediente. Se rió de la Ley de su religión y murió por desobediente.

Los curas con documentos y los fieles con gritos y con su praxis cotidiana llaman a la desobediencia y al diálogo imposible con el Vaticano.

Benedicto XVI quiere una Iglesia más pequeña pero obediente a la ley.  ¿La ley de Cristo o la ley de las doctrinas humanas siempre cambiantes?


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