Amigo, no
escribo para enseñarte nada nuevo, sé que tú también tienes tus opiniones, tus
dogmas intrascendentes no razonados y no expresados, sabiduría silenciosa, pero
sí creídos a pies juntillas.
Más de una docena de reflexiones sobre el Tú Solo Santo, la factoría de los
santos, la droga de la santidad, las escayolas coronadas y policromadas pueblan,
silenciosas y ociosas, la sección artículos de mi Web.
Me he prometido solemnemente, penitencia no cumplida, no pecar más, no repetir
más la misma confesión que aburre a mi confesor, olvidarme de los santos y
dedicarme a ser más santo, propósito de la enmienda.
Yo tengo claro y me duele que la Iglesia, en la piedad popular, puede existir
sin el Tú Solo Santo, pero NO puede existir sin “los Santos”.
Muchos católicos, yo los conozco, me lo han confesado de palabra y de obra, se
sienten huérfanos sin su presencia física.
¿Se puede entrar en una iglesia vacía de “santidad"? !Cuántas más imágenes
mejor, más católica!.
La Iglesia Católica, arrinconadas las imágenes, efecto secundario positivo del
Concilio Vaticano II, sufre terribles achaques, piensan algunos. Olvidan que
aquí hay uno más grande que Salomón, más grande que Jonás y más grande que San
Isaías profeta, poeta, místico, látigo de los injustos, y oráculo del Señor.
Este gran olvidado, pienso yo, es el verdadero culpable.
Confesaba, años atrás, un Provincial agustino a sus religiosos que no tenían más
santos, los había en gran número, porque no invertían sus Euros en el negocio de
las canonizaciones.
Ser santo, amigo de Dios, es tarea fácil, conseguir el diploma oficial es
simplemente caro, carísimo.
Los que asistieron a la misa y a la posterior charla del postulador para
acelerar el proceso de beatificación del P. Pedro se asustaron de la burocracia
y papeleo y de los Euros que la cosita demanda.
Los Escolapios celebramos y nombramos a José de Calasanz día tras día, mañana y
tarde, es el fundador, es el todo, condición sine qua non, su imagen se repite
por todos los rincones de nuestras casas. Los alumnos concursan en un
Pasapalabra calasancio y lucen uniformes calasancios.
Calasanz te quiero, no te enfades, quiero mucho más a Jesucristo, Alfa y Omega
de todo.
Nuestro Pompilio, Santo Pompilio, no haces sombra a nadie. Tu fiesta, en tiempo
de vacaciones, memoria no obligatoria, más que celebrada pasa desapercibida. Tu
imagen, en bronce, madera o escayola, no la he visto en ninguna de las casas en
las que he vivido.
Pompilio,quéjate y que te suban a los altares que para eso te han dado el título
de “santo”.
Tenemos apetito de más santos diplomados. Un santo más aunque haya que meterlo
en el santoral con calzador y le aprieten mucho los nuevos zapatos. Un santo es
un santo.
Yo, de momento, ya tengo la estampita y con Reliquia, sí sé que no es de primera
categoría, y aunque sea de cuarta me da igual. Y un Código QR y una oración que
termina diciéndome: Pide al Señor, por intercesión del P. Pedro la gracia que
desees obtener.
Creo que no seré yo quien incremente el número de “gracias concedidas”.
Yo deseo ser agraciado, gratis, con el don de la salvación, don que sólo Papá
Dios da.
P.S. El P. Angel Valenzuela, alias el Chola, fue santo, vivió toda su vida en la
amistad de Dios, es santo, tenía chispa y sentido del humor, síntomas
inconfundibles de santidad, fue escolapio de principio a fin, bien merecería el
innecesario título de “santo”.