“Siempre se ha hecho así”. Frase tópica que, de tan repetida, muchas veces pasa
desapercibida y otras muchas produce un sarpullido rojo vivo e incómodo.
“Misión cumplida”. Expresión bien intencionada con la que se despiden los
católicos al final de la Misa. Frase maldita, nada cumplido, la misa comienza
cuando salimos del templo.
La religión reducida a su mínima expresión, a la Misa, a un rito, a media hora.
Mi experiencia parroquial en España y en NYC me confirma que los católicos viven
y celebran la Misa de Pablo VI, la moderna, con mujeres que leen la Palabra, que
dan la comunión, que son acólitos, que dirigen la música, que están
omnipresentes… con paz y sin gran entusiasmo, a los varones, menos propensos al
protagonismo litúrgico, no les molesta su control de la sacristía y del altar.
Las lenguas vernáculas son bienvenidas, son indispensables, cierto las
emplearon, siglos antes que nosotros los llamados herejes que, ignominiosamente,
terminaron en la hoguera.
La Misa de Pablo VI, Novus Ordo, gran regalo de la Iglesia a sus hijos, tiene
muchas variantes e innovaciones en cada parroquia, en cada diócesis y en cada
país. Maravillosa polifonía que agrada a Dios.
Los católicos saben que las palabras con más carga religiosa, más santas y más
misteriosas, las de la consagración: “Esto es mi cuerpo”,pronunciadas en español
son tan verdaderas y tan eficaces que las dichas en latín. Algunos lo dudan.
Los católicos durante la misa posconciliar dan palmas y abrazos, se distraen
durante las homilías aburridas, y sus amenes son apenas perceptibles. Son pocos
los que caen, como Juan de Patmos, en éxtasis el día del Señor.
Creo en Dios, Creo en Jesucristo, Creo en el Espíritu Santo… decimos domingo
tras domingo, contenido total y esencial de nuestra fe. Todas las otras verdades
son secundarias.
Existen católicos que tienen una voz grandilocuente y blasfema que han hecho de
la Misa Tradicional Latina un dogma litúrgico. La fe no se reduce al culto y
éste no puede convertirse en una idolatría más.
No hay una liturgia superior a la otra. Sólo lo que está muerto no cambia. Para
que Dios siga vivo y lo sintamos vivo en la comunidad, la liturgia cambia y
evoluciona.
Muchos de estos católicos -blancos, anti LGBT, anti-Vaticano II, anti-Novus Ordo,
anti Misa reciclada, anti-casitodo-...creen que el Hoc est enim corpus meum es
la única fórmula válida para la transubstanciación, pronunciada en las lenguas
vernáculas es fórmula ilegítima.
“Esta especie de demonio sólo puede salir con oración” afirma Jesús.Para estos
católicos sólo puede salir si se les ordena en Latín.
Leía ayer la crónica de una parroquia americana que ha atraído a muchos
católicos incluyendo la pequeña ornamentación tradicional, la de mi infancia, y
risible o no, creíble o no, decía que los niños, en lugar de los gruesos tacos
que oímos en los patios del recreo, gritan Kyrie eleison.
Estos católicos meten más ruido que los siete truenos del apocalipsis y hasta
pretenden apagar la voz del Papa Francisco. Kyrie eleison. Viva el Vetus Ordo.
Yo creo que en España la religión es tan leve, los amenes son tan quedos y las
quejas contra la Traditionis Custodes inexistentes que Francisco puede estar
tranquilo.
Yo soy cura del Novus Ordo, nunca he celebrado la Misa -ni solo, ni en Latín.