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!Qué
locura poner la confianza en los hombres!
!Qué
locura adorar a los hombres!
!Qué
locura declararlos santos o pecadores, héroes o celebridades, y olvidarse que
son basura, basura divina, pero basura!
Les
damos títulos pomposos: Rey, General, Emperador, Presidente, Papa, Canónigo,
Provincial…(las jerarquías angélicas, mejor no mencionarlas) que exigen
insignias, bandas, fajines, mitras, bastones, báculos, sotanas, trajes...que
cubran su desnudez humana, espiritual y social.
Yo no
sé si los hombres son monógamos, pero sí sé, lo compruebo día tras día, que los
hombres son idólatras.
“Dioses
en figura de hombres han bajado a visitarnos”. Hechos 15,11
Los
creyentes se contentan con un dios genérico, medicamento genérico y barato que
los funcionarios de la religión y de la medicina recetan a sus pacientes
genéricos en visitas genéricas. El dios original, el medicamento esencial, los
funcionarios no lo recetan porque es muy caro o porque no lo conocen, viven sólo
de genéricos.
La
idolatría se alimenta de dioses genéricos, de brócoli, no de filet mignon.
Los
feligreses que se congregan en los templos de futból, idólatras totales, unos
domingos se corren de emoción y otros se rasgan las vestiduras decepcionados.
Idolatría cara e imberbe.
Los
feligreses que se congregan en asambleas laicas, los mítines, escuchan prédicas
genéricas, corean eslóganes rimados y, antes un dios genérico cualquiera, entran
en trance colectivo. Idolatría de colmena e imberbe.
Los
feligreses que se congregan en las iglesias, domingos light, color platino,
veneran más los dioses genéricos, escayolas, que el Dios original y único que no
tiene imagen y condena todas las imágenes. Idolatría cuántica e imberbe.
“Se
llamarán sus creyentes, un enjambre animado, mucho amor, mucha tontería, mucha
veneración imberbe”.
El Papa
de Roma, más que héroe, más que celebridad, más que Obispo, Obispo de Obispos,
más que santo, Santidad, más que escayola decorativa, escayola viviente, más que
sabio, infalible, más que hombre, Vicario de Cristo, más que una bendición
protocolaria imparte, sólo él, bendiciones Urbi et Orbi...hasta ayer esa letanía
era inacabable, en este hoy, saturado de fake news, empiezan a sobrar los
títulos gloriosos y, reducidos al silencio, entonamos unas letanías lastimeras.
Todos
hemos venerado, veneración imberbe e idólatra, la persona del Papa, no porque la
persona elegida fuera la más santa o la más sabia sino porque revestida con un
nuevo uniforme y bautizada con un nuevo nombre y un nuevo título era divinizada.
Francisco,
párroco universal, no necesita veneración, sí admiración.
El
Vaticano no necesita un teólogo, las universidades católicas sí.
Los
gestos del profeta Ezequiel son de mal gusto y hasta repelentes, los del Papa
Francisco, sermones que caminan y que todo el mundo entiende, son, unos,
humillantes, -besar los pies de los dirigentes de Sudán, otros son cálidos y
alegres, -cabalgar con una docena de niños refugiados en el papamóvil. Francisco
ha predicado el evangelio del servicio, de la humildad y de la acogida alegre
con gestos contagiosos y proféticos.
Los
guardianes de la ortodoxia fruncen el ceño, los fariseos critican y Dios
aplaude.
“Technically
speaking”, dicen sus enemigos, “Pope still Catholic”, pero tenemos que acabar
con el hereje.
El 30
de Abril, 2019, una veintena de teólogos y profesores enviaron una carta a “los
obispos de la Iglesia Católica” exhortándoles a tomar medidas frente a la
gravísima situación a la que se enfrenta la Iglesia. La exhortación Amoris
Letitiae, campo sembrado de minas, proporciona a los enemigos de Francisco
abundante munición para declararle la guerra en el plano doctrinal y teológico.
Yo escribí un artículo titulado: “La alegría del Amor. Ni Sí, ni No”. No cierra
puertas, abre las puertas, esta es la misión de la Iglesia.
Francisco
no es peligroso por los temas doctrinales,más hereje lo quiero yo, ha cerrado la
puerta a los sacerdotes casados y ha cerrado las puertas a las mujeres al
sacerdocio y al diaconado.
Ha
cerrado la puerta, escándalo de los débiles y pequeña herejía,, a la pena de
muerte.
Ha
abierto la puerta a Medjugorje, cosa innecesaria, nadie puede poner vallas a la
piedad popular. En cualquier lugar del mundo hay un Medjugorje que cerrar.
Francisco
abre el libro del santoral, libro que Dios no lee, y cada día, saltándose el
protocolo, inscribe nuevos nombres a la lista de la gloria de Bernini. Puestos a
cerrar, ciérrese, por tiempo indefinido, la fábrica de los santos.
No
quiere quemarse más, deja que los temas candentes se enfríen y crea comisiones,
excusa diplomática, para que sus sabios y sabias sigan tomando café y no decidan
nada.
Francisco
es peligroso para los Salvini, las Marie Le Pen,los Bannon, los Trump… para
todos los que levantan muros y cierran puertas. Maldice bíblicamente a “los que
se cierran a su propia carne” y bendice a los que abren sus fronteras a los
pobres.
Francisco,
a ejemplo de Jesucristo, se ha hecho pobre para enriquecer a los pobres con su
amor, su acogida y con su dinero.
N.B.
Francisco, me cuentan, ha leído el libro de Frédéric Martel, “Sodoma. Poder y
Escándalo en el Vaticano”. La Sodoma bíblica es una metáfora, la Sodoma del Papa
y la nuestra es real, tan real que la visualizamos en nuestras calles y en
nuestras pantallas.
¿Cómo
se puede venerar a los hombres que, con títulos o sin títulos, viven en Sodoma?
“Vosotros
me veneráis: pero ¿qué ocurrirá si un día vuestra veneración se derrumba?
!Cuidad
de que no os aplaste una estatua!”
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