Cada
vez que voy al dentista, me hace la misma pregunta: ¿Con o sin anestesia? A
veces le contesto: “Hoy sin anestesia".
El pinchazo, sin anestesia, duele más, pero no hay que vivir 24 horas con las
mandíbulas anestesiadas, muertas.
La predicación, en las iglesias, debería ser sin anestesia.
El día 21 de enero, no por devoción sino por tradición, siguiendo el ritual de
la inauguración, el President y el Vice President en compañía de sus esposas,
ambas inmigrantes, se hicieron presentes, para un servicio religioso, en the
Washington National Cathedral.
En palabras del President, sentado en el primer banco, el acto fue “aburrido y
poco inspirador”.
La que sí estuvo acertada, bíblica y profética fue Right Rev.
Mariann Edgar Buddee, pastora y Obispo de la catedral episcopaliana.
En las iglesias, como en los multicines, hay sermones para todos los públicos,
blandos, caramelizados, plagados de generalidades, que no despiertan el cerebro
ni agitan el corazón y hay sermones XX, para adultos, para el 47 President de
USA.
Los sermones de los profetas bíblicos, de Amós, de Isaías, de Jeremías… con
palabras gruesas denuncian a reyes, sacerdotes y al pueblo entero de Israel.
Destierro y muerte son su paga.
Oscar Romero, profeta de hoy, imploraba y exigía a los soldados que dejaran sus
fusiles.
Terminó mezclando su sangre con la sangre del cáliz de la misa que estaba
celebrando.
Sermones XX.
El President y el Vice President, el día 21 de enero, escucharon las oraciones
de los Cardenales y de los presbíteros de la Iglesia católica y las oraciones de
otros Reverendos de distintas confesiones religiosas.
Oraciones correctas, ¿insípidas?, dirigidas a un Dios ausente de los asuntos y
de los negocios humanos.
No produjeron ningún oleaje, ni la más pequeña onda.
Pronunciadas en un ámbito político y perdidas en la nube, nadie las recuerda.
Y llegó el turno de la Right Rev.
Mariann Edga Buddee, en la catedral, ámbito sagrado, casa de oración para los
creyentes que tienen hambre de Dios y de su Palabra, presentes, no para cumplir
un rito sino para conectar con el Creador y darle gracias.
La predicadora, ungida con el Espíritu, con parresía y con palabras del
evangelio de Jesús se dirigió al President, el más necesitado de conversión, al
que no le interesa la religión, sí los votos de la religión, el más necesitado
de olvidarse del “YO”, su gran obsesión, y de conectar con el “TÚ”, olvidado y
desconocido, el más necesitado de vivir en y con el “NOSOTROS”.
“Señor Presidente, en el nombre de Dios le pido, tenga compasión de las gentes
de nuestro país que ahora tienen miedo.
La inmensa mayoría de los inmigrantes no son criminales, pagan impuestos,
cosechan nuestros campos, lavan los platos en los que comemos en los
restaurantes, trabajan por la noche en los hospitales.
” Leer su sermón es leer a Amós.
Predicar un sermón XX hay que tener la maleta preparada para escapar de la ira
del President.
Rev Mariann ha recibido muchas amenazas y un congresista ha comentado que la
predicadora debería ser la primera persona en ser deportada.
El President, enojado, exige un desagravio.
¿Hay que pedir perdón por predicar el evangelio y la compasión de Jesús? El que
tiene que pedir perdón es el que quiere ejercer de Faraón eliminando a los niños
nacidos en América y dejarles sin país, sin lengua y hasta sin padres.