xº

Un Hombre

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

.  

 


 

Con frecuencia solemos etiquetar a los hombres de “santos” o de “pecadores”, clasificación simplista y errónea.

El mártir de Flossenbürg prefería, más certeramente, eliminar el vocabulario de sacristía, ajeno a los oídos de hoy, y convocarnos a ser hombres, sencillamente ser un HOMBRE.

Tarea más que suficiente. Entretenerse en teologías laberínticas, distracción peligrosa y nada productiva, es ejercicio de banalidad.

Se acaba de celebrar en Roma, con pompa y circunstancia, el Cónclave. Ceremonia espectacular para millones de mirones de sofá. Los protagonistas vestidos de rojo, ajenos a la estética para los ojos, procesionaban, sabiéndose espiados, su supuesta santidad. ¿Más espíritu o más show?

Sus ropajes principescos, vanidad mundana, ocultaban nuestra sospechada pecaminosidad.

El post-cónclave, final del luto, euforia total, coronación en el trono.

Los profetas, olvidándose de la liturgia triunfal y de los asuntos celestiales, ponen siempre sus ojos en los asuntos del marketplace, en las balanzas con trampas, en los hombres vendidos y comprados, en el barro de la tierra que llora… para ellos “no man is an average man”.

Todo hombre, títulos aparte, es un aristócrata, Tzelem Elohim.

El 13 de mayo de 2025, en medio de esta conmoción vaticana, sin pompa ni circunstancia, fallecía UN HOMBRE, Pepe Mújica, Presidente de Uruguay.

Este HOMBRE, elogiado por su austeridad y por sus frases lapidarias, era, en muchos aspectos, gemelo del Papa Francisco.

No apegado a los títulos, despreció los privilegios que acompañan al poder. Conocido como “el presidente más pobre del mundo”, realidad, no metáfora, -”cuanto menos se tiene, menos se es poseído”-, no se dejó esclavizar por la riqueza y donaba el 90% de su sueldo.

Su austeridad, su vida de anacoreta, fue tan profunda o más que la de Franciscus.

Vivió y murió en su chacra, en su campito, sin escoltas, sin mayordomo, sin guardias suizos.

“El último héroe” o el último anacoreta, más monje que los monjes de hoy adictos a las redes sociales, no enviaba ni recibía wasaps, cultivaba y vendía flores, hablaba con los pájaros y la naturaleza, panteista él, era su divinidad.