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Septiembre 3, 2018, Labor Day
El
primer lunes de septiembre es un día de fiesta de guardar en USA. Cierto, no se
invoca a ningún santo, los santos oficiales son más orantes que currantes, más
de otro mundo que de este mundo, se trata de celebrar el trabajo y las
conquistas conseguidas con el sudor de la frente de los trabajadores. Es Labor
Day.
Este
primer lunes cierra el calendario estival y el martes todos, incluidos los
senadores, vuelven a la mina del trabajo. Éstos, con mucho sound and fury
signifying nothing, examinarán al ungido de Trump, Kavanaugh, perderán el sueño,
harán mala sangre... para nada. Los examinadores, minoría sabia y comprometida,
comprobarán una vez más que la razón la tienen los números, nunca la razón.
Pero
eso y el último libro de Woodward, Fear, será el menú del martes.
Hoy,
tengo que celebrar el Labor Day.
Los
efectos secundarios de los largos paseos son pura delicia. El objetivo de este
primer lunes de septiembre consiste en caminar a Los Cloisters.
Peregrinar,
peregrino, Buen Camino, son actividades incorporadas y asumidas como parte
esencial del menú de este jubilado.
Este
Labor Day, según el GPS, hemos recorrido 26.82 kilómetros. Buen Camino.
Los
Claustros es un museo en Fort Tryon Park, al norte de Manhattan, especializado
en arte medieval. Un verdadero oasis, sin ruidos, sin tráfico, asomándose y
reflejándose lánguidamente en las aguas del poderoso Río Hudson.
Este
museo guarda tres frescos de San Baudelio de Berlanga, Soria, el ábside románico
de un iglesia de Fuentidueña, el claustro de San Miguel de Cuxa, las tumbas de
los Armengol, los Tapices del Unicornio, un altar de alabastro de Zaragoza,
cuadros, esculturas, orfebrería, libros de las Horas…. Unas Edades del Hombre
permanentes, en un paisaje idílico y bajo una arquitectura monacal.
Yo he
visitado numerosas veces este museo y casi siempre yo era el único visitante.
Son pocos los americanos que se acercan a él, está fuera del recorrido turístico
y lo medieval, cosa del viejo mundo, no despierta interés en este mundo volcado
al futuro, al espacio.
A
medida que nos acercábamos sentí unas vibraciones desconocidas, vi muchos
visitantes , muchos turistas, el parking lleno y los taxis a la espera.
¿Será
por el Labor Day? ¿Será por el buen tiempo? ¿Será por amor al románico?
Nada
más entrar, !qué decepción!, el cebo de lo efímero llenó mis ojos.
Un gran
rótulo nos daba la bienvenida: HEAVENLY BODIES, Cuerpos Celestiales.
En las
capillas, en las salas, en los Claustros, se había instalado un nuevo museo
dentro del Museo, un diálogo de sordos entre lo viejo y lo nuevo, entre lo
eterno y lo efímero.
Las
masas seducidas por los Cuerpos Celestiales no miraban ni admiraban el camello
de San Baudelio sino los trajes que lucían los maniquíes celestiales.
Zurbarán,
pintor de santas, no pintaba sus almas, pero vestía sus cuerpos con vestidos de
seda y detalles de la más alta costura, como el mejor modisto de hoy. Los
vestidos de las santas de Zurbarán siguen dando que hablar y siguen inspirando a
los diseñadores.
La
Iglesia Católica ha influido en todos los ámbitos de la vida social y,
escándalos a parte, su aportación a la alta costura es insuperable. ¿Existe
algún grupo social que vista más sedas, mejores vestimentas y mejores mitras que
un Cardenal o un Obispo?
The
Cloisters, este primer lunes de septiembre, dejaron de ser los Claustros, no
sonaba el gregoriano, las tablas de la Anunciación, los ángeles lindos, los
alabastros, los marfiles y las tumbas de piedra, sorprendidas por tantas visitas
y tanta bulla, callaban y hasta el Unicornio, menos protagonista, parecía más
triste que ayer.
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