Un Barrendero Litúrgico

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

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Mientras tanto hablo a mí mismo como alguien que tiene tiempo. Nadie me cuenta nada nuevo: por ello me cuento cosas a mí mismo”, las de siempre, amigos, las de mis devociones y obsesiones y las de mis trabajos extra-litúrgicos.

Vaya mes de Febrero. En las sacristías y en los templos se han hecho muchas cosas indescriptibles, se han mezclado los vinos viejos con los nuevos, la liturgia dominical con la extra-liturgia de las pequeñas bendiciones.

El calendario ha empequeñecido los Top Ten de la Santidad.

El traje de la piedad popular, tradiciones centenarias, le sienta muy bien a muchos párrocos y a muchos feligreses. Folclore propio de los tiempos en los que la sociedad era pobre en todo.

Todas las mañanas, a las 8, abría la verja de la casa parroquial y saludaba al barrendero municipal. Equipado con una escoba, ajeno a la belleza de los árboles que pueblan la plaza del pueblo, barría las grandes y abundantes hojas.

Conversación adivinable: el tiempo, la escoba mecánica que el Ayuntamiento le niega, la basura de las nuevas generaciones: clinex, mascarillas, latas de cerveza IPA…

Mañana tras mañana misma sonrisa, misma conversación, ligero contacto con un barrendero amable. ¿Son los árboles seres bellos y vivos o puro fastidio para el barrendero?

El día empieza así que nos separamos. Yo bendigo los árboles, bendigo al barrendero y bendigo la luz y la alegría del Gran Astro.

Mes de Febrero, mes del barrendero litúrgico, traje que me cae grande porque “one size fits all” no es verdad.

La Candelaria, día en que con Simeón entonamos el Nunc dimittis. Hermosa epifanía.
San Blas, día en que las gargantas bendecidas bendicen a Dios o, con Job, maldicen “el día”.
San Antón, día en que los granjeros piden una bendición para las macrogranjas.
Santa Águeda, día de las mujeres liberadas.
San Sebastián, día en que los gays, no sé porqué, invocan al santo asaetado.
San Valentín, día de las rosas, los anillos y las cenas románticas.
San Alercio y San Sisebuto y… hojas del calendario, del almanaque exuberante.

Calendario de la pequeña religión y del gran comercio.

Febrero, mes de la Champion League de la Tercera Edad, mi mes. Yo, más que árbitro, me considero un barrendero litúrgico. Me gustaría barrer de una vez para siempre las hojas muertas, pero sé que vuelven, y regocijarme con la liga de los santos vivos en Cristo y con Cristo y dejarles que jueguen la Liga Celestial bajo la mirada del Señor y los comentarios deslenguados de los ángeles. Cómo me gustaría sintonizar la Cadena Ser, la del Cielo y su Larguero multilingüe!

¿
He dicho algo que no se pueda decir? No te sonrojes, hermano, la Religión y las religiones tienen mucho de imaginación y de urdimbre humana. Con el paso del tiempo, la lentitud eclesial no es ningún elogio, les vamos sacando tarjetas amarillas y hasta algunas rojas.

Ecclesia Semper Reformanda, eslogan omnisignificante, siempre necesitada de barrenderos litúrgicos, teológicos, artísticos, lingüísticos, dogmáticos…