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Y
mientras iban conversando por el camino, un carro de fuego, con caballos también
de fuego, los separó al uno del otro, y Elías subió al cielo en el torbellino¨.
2 Reyes 2,11
Bendito
Elías, una tumba menos que visitar, un santuario menos al que peregrinar.
Elías,
el único miembro del partido de Yahvé, su defensor más encendido, te merecías
una despedida triunfal y de fuego.
Elías,
nos has dejado, no un puñado de huesos sino tu celo, your zeal, tu espíritu.
¨Allí
en Moab murió Moisés, siervo del Señor, tal como el Señor se lo había dicho. Y
fue sepultado en Moab, en el valle que está frente a Bet Peor, pero hasta la
fecha nadie sabe dónde está su tumba¨. Deuteronomio 34, 5
Moisés,
el profeta de profetas, el que conversaba con Dios boca con boca, cara a cara,
el que, entre truenos y relámpagos, nos dio las Diez Palabras más universales,
no tiene ni tumba ni santuario. Los hombres son mortales, no adorables. Su
ausencia, su nada, nos recuerda que sólo Dios es Todo, sólo Él es digno de
adoración.
¨¨En
donde esté una piedra solitaria
sin inscripción alguna,
donde habite el silencio,
allí estará mi tumba¨.
G. A. Bécquer. Rima LXVI
Bécquer,
el tísico como le llamaban sus vecinos de Noviercas, fue tan sabio como el
Qohelet que escribió: ¨nadie se acuerda jamás del sabio ni del necio, con el
paso del tiempo todo cae en el olvido, y lo mismo mueren los sabios que los
necios¨. Eclesiastés 2,16
Estos
primeros días de septiembre, no salgo de mi asombro, he asistido, vía
televisión, a dos funerales memorables, sobretodo por su duración. El de Aretha
Franklin en el Greater Grace Temple de Detroit y el de John McCain en The
Washington National Cathedral, calificada como A Spiritual Home For the Nation,
Una Casa Espiritual para la Nación.
En el
primero, Aretha vestida de rojo con zapatos rojos y tacones de 20 centímetros,
en su ataúd de oro, ajena al gran show en su honor, se pronunciaban numerosos
sermones de una hora cada uno, sermones más políticos que religiosos, más sobre
la raza y el color que sobre Dios y alguno malsonante y blasfemo y música, mucha
música, buena música. Ocho horas de palabras y de música, tiempo suficiente para
lo sublime, lo cómico y lo zafio.
En el
segundo, McCain, el héroe, el senador y el político, en ese espacio sagrado y
solemne, era llorado y alabado y hasta ocupó el lugar de Dios, éste desempeñó un
papel tan secundario que ni se asomó a la fiesta.
Seguro
que sus tumbas mejorarán sus funerales.
Unos
años atrás todos estuvimos pendientes de la tumba de Cervantes. Enterraron y
desenterraron muchos huesos, pero no encontraron una tumba marcada con su
nombre. Los fosores nos han dejado una placa con su nombre y unas fechas,
1547-1616. Una tumba turística en el Barrio de las Letras.
Hoy,
todos pendientes de la tumba de Franco.
Franco
es mucho más que un montón de huesos que pueden quedarse donde están o
peregrinar por la geografía española o ser reciclados. Franco es una leyenda,
reverenciada por unos o blasfemada por otros, y ojalá nadie ose hacer un remake
Franco 2.
Los
romanos, hombres prácticos, coleccionistas de dioses, dedicaban grandes
monumentos a sus héroes. La eternidad, dimensión temporal ignorada y
desconocida, se cosificaba en la piedra, en el Coliseo o en el Panteón o en el
Foro, en la Ciudad Eterna.
La
eternidad, vida eterna después de esta vida que termina haciéndose eterna, no es
piedra, no es espacio, no es tumbas, es tiempo imposible de cosificar y
manipular.
La vida
eterna no está en los cementerios, espacios sentimentales y turísticos, sino en
el tiempo de Dios.
¿Sobran
los cementerios? Por razones crematísticas, del dinero solo habla mal el
evangelio de Jesús, las iglesias comienzan a dedicar su espacio a custodiar las
urnas con las cenizas de sus feligreses por la módica cantidad de diez mil
dólares.
La
cremación, vuelta al polvo original Vía Exprés, es una gran solución para los
hombres y para ¨el más difícil de Dios¨ una oportunidad para demostrar su poder.
Las
cenizas, mis cenizas esparcidas en el río Araviana, perdidas para siempre y
encontradas por Dios para quien nada es imposible, no necesitan ni tumbas ni
mausoleos ni columbarios. Y las tuyas tampoco.
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