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Hay
temas que, en los libros, están claros. Son doctrina segura e intocable,
verdades que los viejos manuales de moral han transmitido de generación en
generación y hasta ayer Benedicto XVI proclamaba con su autoridad pontificia
esas verdades eternas.
Una de
esas verdades eternas, predicada desde todos los púlpitos, esculpida en la
piedra y grabada en las mentes dice: “El matrimonio es la unión carnal de un
hombre y una mujer”.
Las
Iglesias cristianas que aceptan y bendicen los matrimonios homosexuales, no
sometidas a la autoridad de un magisterio humano, viven la sexualidad con más
libertad y sin el sambenito del pecado y el veneno de la culpa.
En la
Iglesia Católica la moral, el bien y el mal, se ha reducido a la moral sexual y
el sexo, si tiene algo de bondad, sólo se puede experimentar en el matrimonio
canónico y sin poner obstáculos a la procreación.
Moisés
hizo añicos las tablas de piedra de la Ley antes de estrenarlas y nunca han sido
recompuestas. La naturaleza humana, nada angelical, vive revisando y
reescribiendo continuamente las Diez Palabras. Todo cambia y hasta el Decálogo
ha dejado de estar, si alguna vez lo estuvo, vigente.
Siempre
me ha llamado la atención la presencia masiva de los hombres en las otras
religiones monoteístas. Los hombres son los protagonistas en las mezquitas y en
las sinagogas. Los hombres hierven de fervor y furor por su Dios, son los
fanáticos de Dios.
Una
musulmana que acompaña a Vicentina a la misa pregunta asombrada: ¿”dónde están
los hombres? Aquí sólo hay señoras nonagenarias”.
A los
católicos se nos obliga a elegir entre religión y sexo y los hombres eligen lo
mejor, el sexo. Falsa disyuntiva, las dos realidades son compatibles y queridas
por Dios.
El Papa
Francisco sabe bien que en la Iglesia Católica no hablamos todos la misma
lengua, la moral es la nueva Torre de Babel, las lenguas confundidas, ahora cada
uno, cura o laico, habla un spanglish cacofónico. Ayer todo era blanco o negro,
hoy vivimos bajo la bandera hermosa del arco iris.
Su
obispo, encargado de custodiar las normas intocables y las verdades eternas, tal
vez, no necesite ni le importe su opinión sobre el sexo, el matrimonio…pero al
Papa Francisco sí le interesa su opinión y quiere que la manifieste.
Las
cosas tienen que cambiar. “Muchos niños y jóvenes nunca verán a sus padres
recibir los sacramentos”, afirma el documento que acompaña el cuestionario que
el Vaticano quiere que respondamos. Los hijos de los padres divorciados por
ejemplo.
Esta
consulta, por primera vez, tiene carácter universal, se dirige no sólo a los
obispos y a los doctores de la madre Iglesia, se dirige también a usted católico
practicante y a usted católico divorciado y a usted católico casado por lo civil
o en matrimonio homosexual y a los muchos que se sienten excluidos de la Iglesia
por la sexualidad que la Iglesia demoniza y absolutiza. Esta consulta se realiza
porque todos entendemos que las cosas en esta materia tienen que cambiar. El
Papa Francisco, antes de cambiarla, quiere contar con su opinión.
Los
temas tabú como la contracepción, la paternidad responsable, la cohabitación,
los matrimonios mixtos, las familias monoparentales, la poligamia, el sexo
oral…temas, ayer reservados a los expertos y al confesionario, hoy temas
explicados por todo tipo de expertos y vividos en libertad sin necesidad de
consultar a nadie.
El
factor Francisco ha llegado hasta la Cámara de representantes del estado de
Illinois. Hace unos pocos días aprobaron la ley que permite los matrimonios
homosexuales. El Speaker de la Cámara, Michael Madigan, católico, citó en su
discurso al Papa Francisco y convenció a cinco miembros para que votaran a favor
de la ley, que fue aprobada por un solo voto de diferencia.
Gracias
por tomarse el tiempo para responder a las preguntas que el Papa Francisco ha
dirigido a todos los fieles en la preparación para el Sínodo Extraordinario de
la Familia en 2014.Tómese el tiempo que necesite, Ninguna de las preguntas es
obligatoria. Así reza la página papalsurvey de los obispos americanos que
prometen estudiar sus respuestas y enviarlas a Roma. Siguen los cuatro bloques
de preguntas: La Iglesia y la Vida Familiar. Acercamiento a las personas
Divorciadas y Separadas. Acercamiento a las Parejas del Mismo Sexo y las
Personas Gay y Lesbianas. Ser una Iglesia Misericordiosa y Acogedora. Se pueden
hacer todo tipo de comentarios en español, y enviar vía email.
Francisco
quiere que todos los exiliados vuelvan a casa. Como buen padre, conocedor de sus
hijos, no quiere leernos la cartilla, cosa curiosa la palabra siniestra “pecado”
no se menciona, quiere, con la ayuda de todos, adelgazar el libro, quemar las
hojas muertas y rancias y dejar sólo lo esencial, el amor y la misericordia.
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