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Self-Made Man

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

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La tierra, dijo él, tiene una piel, y esa piel tiene muchas enfermedades. Una de ellas se llama: “hombre”.

La población, superpoblación, mundial ha alcanzado la cifra de 8.000 millones de “hombres” de toda raza, lengua, pueblo y nación.

Pronostican que, para antes del final de este siglo, habremos llegado al número apocalíptico de los 10.000 millones.

La piel de la tierra se resquebraja ante peso tan inhumano.

Los hombres producen maravillosas obras de arte que atesoramos en los museos-cementerio y magníficas catedrales, ayer abiertas al culto, hoy, museos de piedra, abiertas a los turistas de la tercera edad.

Los hombres producen basureros, montañas gigantescas, tan impresionantes monumentos al despilfarro, que son visitados, unos por los turistas y otros por los niños indigentes que espigan, entre gaviotas, objetos y alimentos.

También producen cementerios de coches y cementerios de residuos atómicos.

El cambio climático, violación de la tierra sin su sí, para unos pesadilla que les quita el sueño, para otros mera distracción mediática, es producto humano causado por exceso de sabiduría.

19.817 especies se han extinguido, ¿será el “hombre”, enfermedad de la tierra, la próxima especie en extinguirse?

Las Residencias de Mayores, antesala del Gran Cementerio, se multiplican por doquier.

La medicina prolonga innecesariamente la vida de la humanidad, la natalidad no tiene la culpa de la superpoblación, las parejas han hecho huelga de procreación, las pastillas de la farmacia son la propina que da un plus de eternidad bíblica a los que no creen en la eternidad neotestamentaria.

Europa, planeta de jubilados, ha frenado el crecimiento demográfico sin necesidad de legislación estatal o eclesial. El estilo de vida: apartamentos chiquitos, divorcios rápidos, anticonceptivos accesibles, felicidad a dos, el primer y único hijo retrasado al límite…no favorecen la procreación. Éxtasis sí, deberes no.

Más que la conquista del espacio, la muerte diferida es el gran éxito de la humanidad.

La tierra puede sustentar 10.000 millones de “hombres” y también 12.000 millones con tal de que los países ricos se impongan, no por obligación sino por elección, una austeridad duradera y responsable que permita a cada “hombre” vivir sin hambre y con libertad.

“Vivir sencillamente para que otros sencillamente puedan vivir”.

The Giving Pledge. “Dios da al dador alegre”.

En Europa se han multiplicado las ONGS para arreglar el mundo y nivelar la sociedad.
Los grupos “sin fronteras”: Médicos sin fronteras, periodistas sin fronteras, barcos sin fronteras, predicadores sin fronteras… son dadores alegres de fraternidad y solidaridad. Hasta el Papa Francisco pone duchas, roperos, reparte abrazos y limosnas y celebra comidas con los pobres de Roma.

En América algunos nacen pobres y terminan siendo Billonarios. Les llaman Self-Made Men.

230 de estos Billonarios o Millonarios, Jeff Bezos que gana 305 millones por día no está entre los firmantes, han firmado The Giving Pledge. Se han comprometido a donar toda su riqueza o gran parte a obras de caridad ya en vida o en sus testamentos.

Ni las ONGS ni Los Billonarios salvarán el mundo, hacen caridad, se ponen medallas, elaboran manifiestos… pero no hacen justicia.

“El sueño de una era terrena en la que todos viviremos en la armonía de un Edén restaurado es un sueño que nunca nos ha abandonado”. Tikkun ‘Olam, arreglar el mundo roto, es una exigencia de la espiritualidad judía. El judaísmo más que un Credo es una manera de vivir.