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Santificar o Reciclar las Fiestas

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

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Tarde soleada, previa a la Fiesta de Todos los Santos, dedico mi paseo urbano a hacer window shopping y a espiar a la gente que va y viene por la Avenida.

Telarañas, brujas, fake blood, calabazas, monstruos infernales y gentes disfrazadas de satanás con la guadaña. No asustan a nadie. La gente luce, perenne Halloween, disfraces todos los días del año.

Beratón, pueblo vacío en la falda del Moncayo, no celebra Halloween ni los Santos, celebra la Fiesta pagana de Samhain. Algún beratoniense culto de la diáspora habrá catequizado a los cuatro vecinos apegados a la tierra en la que nacieron y en la que quieren morir.

Noviercas, pueblo culto y becqueriano, no necesita inventarse un origen celta, le basta remontarse a los Siete Infantes de Lara y a su huésped, el tísico, G. A. Bécquer. Le pagan su deuda leyendo cada año la leyenda de El Monte de las Ánimas: ¨La noche de difuntos me despertó a no sé qué hora el doble de campanas¨…

Hallowed be Thy Name, rezamos en el Padre Nuestro.

La Iglesia recicló la fiesta pagana de Samhain, fin del verano, y la convirtió en la Fiesta de Todos los Santos y la de los Difuntos, All Hallows, All Souls´Day.

La sociedad de consumo, importadora de modas y tendencias americanas, hambrienta de sensaciones y de la última horterada, se ha dejado invadir por la fiesta de Halloween, fiesta de disfraces y de trick or treat.

La Fiesta de Todos los Santos y de los Difuntos, en esta orfandad religiosa en que viven los hombres de hoy, Dios eclipsado y olvidado en su cielo, ha sido engullida y reciclada por la Fiesta de Halloween.

Uno de los signos de los tiempos es el reciclaje.

Las personas se reciclan, asisten a talleres, o hacen másteres en divinity, en Marketing, en Museología, en Ufología…

Todos los productos que usamos y tiramos son reciclados, hasta los santos se reciclan.

La historia de las ideas y de las religiones experimentan un continuo reciclaje.

Re_ Visite la Navidad de su infancia o la fiesta de Reyes y comprobará su reciclaje. No han ganado nada, vaciadas de su contenido original, sólo guardan el nombre.

La única fiesta que la sociedad de consumo no ha reciclado es Pentecostés. El Espíritu Santo es irreciclable y sus efectos son demasiado peligrosos para reciclar.

De las fiestas judías que la Iglesia ha reciclado la que más me llama la atención es el Shabbat.

El Sábado judío, día del Santo no limitado por el tiempo y el espacio, día libre de todo negocio terrenal, gran regalo del descanso universal, día de estar solo y también en la comunidad, sábado ¨mi delicia¨, dice el profeta Isaías, día del amor esponsal, día que distingue a los judíos de buena reputación y los declara aptos para testificar en documentos legales.

El Shabbat, reciclado en el Domingo cristiano, se ha convertido en el Día de la Nueva Creación, día de la vida resucitada, de los amigos de Dios.

El Domingo cristiano, ayer día de vestirse de punta en blanco, hoy, es el día del chándal, ayer día de visitar los Templos, hoy, día de visitar los Estadios, hasta noventa mil personas se congregan y celebran la liturgia más entusiasta del Domingo secularizado. Nosotros no necesitamos reciclarlo, sí dinamizarlo, sí ser misioneros del Domingo.

Los predicadores del fútbol tienen más escuchantes que los curas en sus templos centenarios.

Los cristianos, de hoy, confesamos con los del siglo primero y los de todos los tiempos que ¨¨No podemos vivir sin celebrar el Día del Señor¨.

Dios es. Los seres humanos, work in progress, siempre reciclándonos.