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I give
up. Ni en los libros recomendados, ni en los libros más vendidos en el año 2013,
fecha de la primera edición, ni en los del año 2014, fecha de la segunda
edición, aparece el libro que acabo de leer.
En el
año 2014 se publicaron en España 18.846 libros de literatura y RUIDO DE ZUECOS
fue uno de eso libros. No pasó el corte y no subió a ningún podio, no fue uno de
los Top Ten. Yo nunca supe de su existencia.
Cincuenta
Sombras de Grey, el erotismo, viagra literaria, siempre vende, fue number One en
esas fechas.
Con
motivo de mi artículo “Tantos libros y tan poco Tiempo” recibí un email con una
pregunta: “¿Has leído el libro de Severino Pallaruelo “Ruido de Zuecos”? Ese
internado y esos escarabajos te sonarán”.
Ya lo
creo que me suena ese “Ruido Muy Escolapio”. Me suena San Pompilio disfrazado de
San Pomponio. Más que una revelación es un puñetazo en los huevos.
A José
Manuel, scholar, siempre atento al mundo de las ideas, no se le escapa nada que
sea importante y ni siquiera lo “interesante”.
No es
la primera vez que me pone en la pista de algunos libros más que interesantes,
libros que sin hacer “ruido”, te rompen el tímpano.
Mis
oídos, impacientes por oír ese nuevo ruido, me pusieron en camino. Los
dependientes de la Casa del Libro ni conocían ni tenían el libro. Dos semanas
más tardes vía SMS me comunicaban su presencia en las estanterías de la tienda.
“Artemio
se pierde entre la multitud cargado de evocaciones: La Congregación de los
Padres de las Escuelas de la Cruz se ha hundido. Los manteos ya no existen. Ya
nadie explica Historia Sagrada”.
“Cuando
el P. Eladio abandonó la Congregación para irse con la mujer rubia, se
extinguían muchas cosas. Se estaban extinguiendo y nadie se daba cuenta. Un
mundo de plegarias, de dogma y de rigor, se moría irremisiblemente”.
“El
querido P. Olveno, el de los verdes élitros brillantes, rodeado de carábidos
oscuros”.
“Artemio
lo miraba entre sus hermanos de sacerdocio y le parecía injusto el trato que
recibía: era una joya valiosa confundida entre las vulgaridades de bisutería”.
“En las
montañas otro mundo vivía también sus momentos finales. Las aldeas habían
entrado, de la noche a la mañana, en la agonía. Pero los vecinos no sabían que
el fin se encontraba tan cerca”.
Nacido
en Puyarruego -Huesca- Severino Pallaruelo en su novela “Ruido de Zuecos”
lamenta más el mundo que se va que celebra el mundo que viene.
Son
muchos los ruidos que ya no se oyen, el ruido de zuecos, el ruido de las
esquilas de las ovejas, el ruido de las campanas que ya no doblan para nadie, el
ruido los responsos bisbiseados atropelladamente, el ruido de las palabras de la
infancia... y hasta el sol se enfada porque sus rayos ya no calientan a nadie...
En este vacío lunar sólo queda el silencio.
Los
pueblos parecen decir a los turistas snobs e impertinentes, por favor, no nos
despertéis con los ruidos de vuestros gadgets diabólicos. Mi sufrimiento y mi
compasión -!qué importan!
Comentaba
yo con mis feligreses la exhortación “La Alegría del Evangelio” del Papa
Francisco y les explicaba que estábamos ante un cambio de paradigma en el
mensaje y en el lenguaje eclesiástico, lo entendieron y lo deseaban.
Es
curiosos que en Ruido de Zuecos el autor nos recuerda que son muchas las cosas
que se están extinguiendo en el mundo rural, en el mundo eclesial y en el mundo
de los Padres de las Escuelas de la Cruz. Por no hacer ya no hacen ni ruido.
Tiempo del dulce olvido. Cambio de paradigma.
Silencio,
no se paniqueen, no exageren, no estamos ante ningún escatón, no hay que causar
alarma social ni religiosa, “está encinta y grita con los dolores del parto y
con el tormento de dar a luz”, pero todos somos conscientes, dolorosamente y
calladamente conscientes, de la brecha que se abre entre el ayer y el hoy.
¿Queda
algún lugar seguro en el mundo o en la iglesia en el que se puede ser cristiano
total?
“La
crisis espiritual que vive Occidente es la más seria desde la caída del Imperio
Romano”.
Vivimos
como si dios no existiera, como si la crisis espiritual no existiera, sabemos
que no vamos a salvar el mundo ni la religión ni la educación, pero sí sabemos
que tenemos que salvar el negocio.
El
autor de Ruido de Zuecos, ignoro quien es, se recrea ante este apocalipsis
religioso y social, dos mundos que los millennials no han conocido ni conocerán.
Los
millennials han abandonado la Iglesia, tal vez nunca pertenecieron, la religión
organizada es la ostra de los abuelos.
La
sociedad en la que viven ha declarado, si no la guerra, sí su hostilidad a los
valores cristianos. Nuestras creencias tienen poco sentido.
El
hombre gregario ha sido sustituido por el hombre autónomo, sin alma.
Vivimos
bajo el imperio de lo efímero, nada nuevo bajo el sol, hemos reducido la vida,
la Vida Religiosa incluida, y la vida de los Padres de las Escuelas de la Cruz,
a una profesión, un trabajo que el Estado quiere desconcertar y controlar.
La Vida
Religiosa tal como la hemos conocido y vivido, viejo paradigma, está llamada a
desaparecer. Su poder se llama Bankinter, IberCaja...los Bancos. Asegurar y
salvar el Negocio. Sus CEOs, título XXL, consultan más la Bolsa que la Biblia.
Yo aspiro a mi obra.
El ayer
se disuelve como un azucarillo en el agua, el hoy exige bebidas energéticas,
High5 Energy Source Plus.
Los
nuevos movimientos, alumbramientos del Espíritu, nuevo paradigma, se fundamentan
más en el ser que en el hacer, más en el evangelio que en las tradiciones, más
en la comunión que en la coexistencia. Sus CEOs estudian las finanzas del
Espíritu. Su poder es el Espíritu, viven a, con y por Jesucristo y dan lo que
tienen: Jesucristo. Yo aspiro a la obra de Dios.
“Mi
primer amor y mi esperanza te conjuro: no arrojes al héroe que hay en tu alma.
Conserva santa tu más alta esperanza”.
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