











|
“Sócrates
dice que los jóvenes deben hacerse instruir, los hombres ejercitarse en obrar
bien, los VIEJOS retirarse de toda ocupación civil y militar, viviendo a su
arbitrio, sin adherirse a ningún oficio determinado”. (Los Ensayos de Montaigne.
La Soledad)
Los
curas viejos y desilusionados en la Basílica del Pilar, “por falta de
banquillo”, siguen adheridos al oficio de leer unas cuartillas y de aburrir al
personal.
Yo,
tontolaba que soy, me creo la excepción, me paseo por medio de los ”siete
candeleros” con preguntas que no quieren ni esperan respuestas. Dos misas el
domingo, no es grande, soy VIEJO, mi adhesión al oficio.
Yo he
renunciado a la siesta, la seducción del sofá no me seduce, y no consumo
televisión.
Las
2.220 páginas de The Jewish Study Bible, interrumpida por otras lecturas más
light, es una invitación más al estudio que a la lectura.
A la
hora en que la mayoría de la gente se atiborra de malas noticias, toma café o
duerme el sueño de la panza satisfecha, la hora más solitaria del día, yo
comienzo mis Rural Walkings.
Peralta
de la Sal, cerradas todas las opciones de ocio, explorar los alrededores durante
largas caminatas, se ha convertido en mi walking for leisure.
Con los
pies cansados, recorro mis montes de los olivos centenarios, este año no lucen
sus frutos, no necesitan mi maldición, la naturaleza caprichosa los ha
maldecido. Yo les ofrezco la pequeña virtud de mi compasión.
Recorro
caminos alineados de carrascas, sus humildes bellotas llenan las cunetas. Mi
bastón las sacude con fuerza y las fuerza a soltar sus frutos abundantes.
Ayer,
Diciembre 3, caminé hasta Calasanz, pueblo encaramado en las rocas y siempre
soleado. Decorado glorioso. Es un pueblo de VIEJOS, super incómodo para turistas
y para sus VIEJOS. Sus calles empinadas como mayos son impenetrables.
Enfilé
la Calle La Fuente, apoyada a la pared de la casa Top Rural encontré una señora,
y le pregunté por la llave de la Ermita de la Virgen de la Ganza, Ermita aún no
visitada.
Ahí viene la señora que la tiene y ahora vamos a bajar a la Ermita, me dijo.
Las dos
señoras, sus dos hijos, sus dos perros y yo emprendimos el camino hacia la
Ermita de la Ganza.
Después
de muchas Avemarías a la puerta de la Ermita, por fin pude entrar y rezarla
dentro. Visité también la casa del santero, les di las gracias y, en silencio y
agradecido, regresé a casa.
Caminadas
de Peralta, inocentes como el amor a las Ermitas en los altos, a los caminos
silenciosos, a los senderos pedregosos…
“Cuando
se abrió el séptimo sello se hizo un silencio como de media hora”. Aquí reina el
silencio original, el del principio, el del Séptimo Sello.
Rural
Walkings, ocio santo, interrupciones terapéuticas, para oxigenar el cuerpo y el
alma de la monotonía del monasterio.
Las
tentaciones de la soledad se tiñen de otros colores y de nuevos sabores.
Los
VIEJOS, no adheridos a ningún oficio determinado, vivimos la nueva sensualidad,
la del aire puro, la del cielo limpio, la de los pies cansados, la de un rincón
soleado y la de la naturaleza amante y libre.
God is
good.
R. Yes, always.
|