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Ayer
sólo conocía los Internados de muchachos y las Residencias de estudiantes, hoy
sólo conozco las Residencias de Mayores.
Cojo el
autobús, una Residencia de Mayores.
Visito
una comunidad de religiosos-religiosas, una Residencia de Mayores.
Las
comunidades de escolapios, especie en vía de extinción, una Residencia de
Mayores.
Entro
en una iglesia a la misa de siete, una Residencia de Mayores, sale el cura y
éste viene de una Residencia de Mayores.
Voy a
mi pueblo, cada casa, una Residencia de Mayores.
Recorro
las calles de Soria, una Residencia de Mayores.
El país
entero, gracias a las pastillas de doble dirección, gozar y no procrear, una
Residencia de Mayores.
Yo, sin
ir más lejos, viejecito chocho y tonto, dicen que no valgo para nada, vivo en
una Residencia de Mayores.
Sólo me
dan trabajo temporero en NYC y cómo sube la temperatura cuando llego.
¨You´re
the best¨, me lo dicen tantas veces que terminaré, tontolaba que soy,
creyéndomelo.
A todos
nos gusta un poco de incienso, lo necesitamos, sobretodo, en tiempos de exilio.
Los
buenos hijos no echan a sus padres de sus casas. Los cuidan hasta el final. Los
malos hijos los envían a una Residencia de Mayores, heredan el piso, lo renuevan
y negocian con él. Una vez al año,el cariño no tiene precio ni medida, visitan a
sus viejos.
Los
signos de los tiempos, expresión conciliar olvidada y hoy reciclada nos habla de
vejez, de fin de ciclo, de pre-muerte. Los cielos y la tierra proclaman que las
personas y sus rollos son efímeros, caducan, mueren.
A una
sociedad envejecida le corresponde un clero envejecido. Un cura veinteañero
presidiendo una asamblea de gayatas y muletas es un disparate, un desbalance
generacional e ideológico peligroso e insultante.
Me
cuentan que existen ¨misas para jóvenes¨, yo no las conozco.
Me
cuentan que existen seres vivientes en otros planetas, en este universo
infinito, yo no los conozco.
Me
cuentan que existen islas paradisíacas, yo no las conozco.
Yo sólo
conozco Betania, una Residencia de Mayores.
Ahora,
cuando paseo por la ciudad huelo las Residencias de Mayores, sus rótulos, pobres
y a mano o luminosos, no se me escapan.
Residencias
de Mayores en el centro de la ciudad, en los barrios o en un picacho en Juslibol
son las nuevas setas que nacen cada día.
Betania
es una Residencia de Mayores privada y mixta. Pero es mucho más que una
Residencia Unisex, es también, la economía todo lo contamina, religiosa,
monástica.
Veinte
curas escolapios celebran cada mañana una Eucaristía sin adjetivos y cada tarde
rezan un rosario monótono, eterno. El resto del día los curas, los hombres y las
mujeres que han hecho de la Residencia de Mayores su última vivienda, la próxima
mudanza será a un destino sin número conocido, pasean, leen, juegan al bingo,
duermen y maldicen la vejez. Qué duro es hacerse viejo! Por favor, quiero un
poco de eutanasia, parecen gritar.
¿Por
qué Betania?
Los
escolapios hemos dejado de ser burros de carga, 30 horas de clase semanales más
internos más estudios civiles más tareas pastorales más horas de patio… hoy,
despojados de toda responsabilidad nos han dejado en porretas y nos dicen a la
cara que no valemos para nada y que los adúlteros, los casados y re-casados nos
salvarán.
Penthouses,
ilusión de juventud. Betania, pre-cementerio.
Los
escolapios mueren y la clonación es la marca del falso profeta, de la bestia que
surge de la tierra y hace que, pequeños y grandes, se dejen seducir y acepten su
marca y sus golosinas.
Morir
es justo y necesario. Nos merecemos morir. Amén
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