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Requiem por la Escuela Cristiana

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

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Tienes nombre como de quien vive, pero estás muerto”, le susurra al oído, el que tiene los siete espíritus de Dios, a la Iglesia de Sardes.

Diagnóstico, a pesar de la agonía presencial, difícil de aceptar.

Acudir a la cosmética sirve de poco, aliviarse con la ayuda de asociaciones laborales, la mística vale para el cenobio, no consigue el objetivo último.

Son muchas las escuelas de curas, frailes y monjas que aún lucen en sus fachadas nombres “como de quien vive, pero están muertas”.

Ayer, no tan lejano, sotanas y hábitos llenaron aulas y patios. El aggiornamento trajo corbatas y camisas de boucheron y hasta vestimentas de Zara. Cambió la decoración y algunos se preguntaban, ¿cuánta asimilación es too much? Con más imaginación las esencias seguían perfumando las escuelas.

Las comunidades de curas, frailes y monjas eran parte esencial de la escuela. Trabajo y vivienda era un todo indisoluble. Eran los vigías del faro, siempre encendido.

En el siglo XXI, asimilación plena, hemos asistido al vaciamiento de las comunidades y los conventos. Los penthouses comunitarios han desaparecido. Este fenómeno ya no es noticia en la prensa local.

Los Escolapios de Conde de Aranda con sus dos siglos larguísimos de historia, con sus desfiles de niños por las calles de la ciudad acompañados por los curas, con su iglesia abierta al culto 24/7...abandonaron el barco, nadie lloró, nadie protestó y ni siquiera fue noticia.

Más que una fuga, fue una muerte natural, sin testamento vital.

Ahora, cada tarde, se baja la persiana y, como en cualquier otra escuela, sólo existe el horario de entradas y salidas.

Hoy mismo, agosto 28, a la vuelta de mi paseo, me he parado a saludar a Gilberto, ochentón y bonachón, que conversaba con dos cuarentones en la terraza del bar Isabel. A uno de ellos, al enterarse de que yo era cura, se le ha soltado, como a Zacarías, la lengua y ha predicado el sermón de casi todos los ex de los colegios de curas.

Tengo ya todos los sellos: el de bautismo, el de confirmación, comuniones y confesiones, y el del matrimonio en Santa Engracia...The End. Misión Cumplida. Réquiem por la escuela de curas que me aburrió y asustó”.

Responso rezado en muchas tertulias de los ex de ayer que aún pueden presumir de tener todos los sellos, gracias a los curas, frailes y monjas del penthouse, y de tener un buen saldo en el BBVA del Cielo, saldo que se niegan a malgastar.

Uno de los signos de los tiempos es el “vaciamiento”.

Las catedrales, gran herencia cristiana, vaciadas de culto, tras pagar 5 euros ofrecen a los diletantes éxtasis estéticos.

Las iglesias, bendito vacío, ofrecen a una clientela muy selecta media hora de silencio.

Los conventos vacíos, a veces, se llenan con clero o monjas importadas.

La España vaciada busca la bala mágica.

Las aulas de las escuelas cristianas vaciadas de curas, frailes y monjas, gratis total, se llenan de maestros sin votos. Necesitan un buen sueldo, una cama matrimonial y libertad. Se imaginan algunos, engañosa ilusión, que todo es igual, pero nada es igual.

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Y los nuevos alumnos de las aulas vaciadas de curas, frailes y monjas?

No es ninguna tragedia que no sepan lo que es una sotana, que no vean un cura y que se queden sin sellar.

Lo trágico de verdad es que no sepan ni un versículo del NT, que no hayan dicho nunca un Amén, ni un I love you Jesus. Saldrán tatuados por fuera como sus padres, pero por dentro no llevarán ningún sello, ni el sello del Espíritu.

El cerebro es la computadora más poderosa que poseemos y el corazón, no la cabeza, bien formado tiene que guardar todas las contraseñas para ponerlo en marcha.

La parroquia, la escuela parroquial y la casa parroquial, trinidad irrompible en la Iglesia Católica Americana, empieza a romperse. Esta trinidad ha dejado de ser un dogma para convertirse en una verdad mercantil.

Muchas escuelas han cerrado, otras se han fusionado, there are no nuns left and no monies, y ayer me enviaron la lista de las 20 escuelas parroquiales de la diócesis de NYC que no abrirán sus puertas este mes de septiembre.

La escuela de Corpus Christi Church está en la lista. Thomas Merton, el autor de The Seven Storey Mountain, estudiante en Columbia University, comenzó su carrera más importante, la de seguidor de Jesucristo, en la iglesia de Corpus Christi.

Escuelas cerradas, templos en venta, curas,frailes y monjas, trabajadores sin sueldo y sin sindicato...hay que diseñar nuevas plataformas para pasar la fe.

Las iglesias evangélicas no tienen escuelas parroquiales, sólo tienen The Bible School.