PROHIBIDO BLASFEMAR P. Félix Jiménez Tutor, escolapio..... |
|
. |
|
Los carteles de prohibido, grandes y en rojo, forman ya parte del paisaje urbano. Prohibido fumar es un mandamiento universal. Prohibido tomar fotos con flash, molesta a los personajes de los cuadros del museo. Prohibido escupir en los vagones del metro, higiene mental y corporal. Prohibido blasfemar, respete el Islam. Qué lejos quedan los tiempos del prohibido prohibir. No sé si nos hemos civilizado un poco o nos hemos futbolizado tanto que nuestra rabia y nuestras blasfemias se elevan al cielo con el primer pitido y se apagan con las luces de los estadios. Gracias a la guerra santa que el Islam ha declarado a los infieles matando embajadores, asaltando embajadas, quemando banderas…he conocido la revista blasfema Charlie Hebdo. Este “periódico irresponsable” sobrevive por su atrevida irresponsabilidad. “Yo vivo bajo la ley francesa, no vivo bajo la ley del Corán. Es fácil ver que la única religión que causa problemas es el Islam radical. Cuando atacamos con ferocidad a la derecha católica nadie dice nada, la prensa calla. ¿Acaso no podemos reírnos de los musulmanes fundamentalistas?, comenta y se pregunta el director de Charlie Hebdo. Jesucristo fue condenado a muerte por blasfemar al declararse hijo de Dios. Los judíos de ayer y de hoy profesan un monoteísmo radical. Dios, sin la trinidad cristiana y sin el harén de ángeles y arcángeles sonrosados y sensuales del catolicismo, es el totalmente otro y no necesita compañía. Los judíos nos consideran blasfemos pero nos dejan en paz. Los cristianos ya hicimos nuestras Cruzadas, nuestras Inquisiciones, nuestras conquistas con la espada y la cruz, historia sangrienta por defender los derechos de Dios e ignorar los derechos de los hombres blasfemos. Nuestro prohibido blasfemar se escribió con sangre, cárceles y destierros. Hoy, no sólo reconocemos que no somos dueños de la verdad total sino que valoramos la bondad, la espiritualidad y la sabiduría que poseen todas la religiones. Ya no hay herejes. Cada uno puede adoptar las creencias que quiera. Pensar no es un delito. Hoy somos perseguidos, insultados y ridiculizados y hasta ponemos la otra mejilla. Hemos dejado de censurar y hemos aprendido a autocensurarnos. Blasfemar, verbo olvidado, vuelve a llenar los periódicos y a recordarnos su significado arcano. Blasfemar es reírse de Dios, tomar en vano su nombre, mofarse de lo sagrado: libros, objetos e imágenes. No deja de ser curioso que los países más católicos han sido los más blasfemos. Los españoles nos hemos cagado en todo lo religioso. Hoy somos mucho menos religiosos y menos blasfemos. A menos religión menos blasfemias. Los jóvenes desconocen el vocabulario de lo sagrado y no lo pueden ensuciar. “No quiero reyertas. No quiero crímenes. Deploro la violencia. Pero no seré censurado”. Occidente se democratizó cuando se liberó del yugo de la religión y de la autoridad incontrolada de los líderes religiosos. Pensar sí, censurar no, prohibir nada. El Islam es una imposición. Uno no nace egipcio, marroquí, iraní…se nace musulmán. Estado y religión son las dos caras de una única moneda y no existes si no reflejas ambas realidades. Son noticia permanente en nuestras pantallas los energúmenos que pasean su rabia por las calles, los que se sienten personalmente agredidos cada vez que el Profeta Mahoma es mencionado por la boca de los infieles de occidente. ¿Cuándo gritarán su rabia contra la esclavitud de las mujeres, la mutilación genital, los matrimonios impuestos, la poligamia, la pobreza que les hace emigrar, la censura total y tantas carencias que viven en su propia carne? ¿Cuándo dejarán de pedir respeto para su Corán y su Profeta y cuándo empezarán a ser respetuosos con las otras religiones? El respeto y la tolerancia es una carretera de doble dirección. En occidente, la libertad de expresión es un derecho sagrado, a veces rebasa los límites y hiere los sentimientos y la convivencia, pero es algo que tenemos que proteger y predicar. El día en que la Oda a la Alegría sea también el himno del mundo árabe nacerá la Primavera de la democracia, de la libertad y de la tolerancia. Y se acabará el prohibido blasfemar.
|