Peralta Busca Nueva Identidad

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

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Si le pregunta usted a Google por Peralta de la Sal, le señalará un puntito en el mapamundi, le indicará su ubicación exacta y le proporcionará un montón de estadísticas innecesarias y hasta le informará sobre la filiación política de su alcalde.

Este rincón, a pesar del barranco encantado de Gabasa y de sus ermitas en los altos, expresión de la piedad popular, está incomunicado. No tiene aeropuerto, ni estación de tren ni de autobuses, ni autobús turístico, ni taxis…una carretera estrecha y zigzagueante le conducirá al Santuario.

Peralta, como tantos pueblos del mundo rural, vive sus horas más tristes y no necesita que nadie lo llene ni lo despierte. Pero Peralta tiene un plus de vida.

Aquí nació un hombre que es conocido en múltiples rincones del mundo, porque donde hay un Escolapio allí está presente José de Calasanz. Un santo, un pedagogo, un influencer.

La casa donde nació Calasanz, convertida en un gran templo, tuvo su historia, sus días de gloria, de culto para el pueblo y para generaciones y generaciones de jóvenes que engrosaron las filas de la Orden de las Escuelas Pías, su Obra.

Yo no quiero desenterrar el pasado para embellecerlo y vestirlo con trajes esplendorosos y alquilados para la ocasión.

Peralta, durante muchísimos años, se contentó con ser la cuna de San José de Calasanz, una nota biográfica para los lejanos, para nosotros, los aragoneses, fue casa de paso, la aguantamos sin más, no creó adicción en nosotros.

Peralta ha sido muchas cosas, algunas disparatadas y esperpénticas: macro granja de patos, de pollos… -negocios para apagar fuegos económicos- ha sido noviciado, seminario, escuela del pueblo, residencia para ejercicios espirituales, albergue juvenil, escuela de hostelería, una de las seis ciudades refugio del Libro de los Números, a place to play hide and seek…

El cartel a la entrada y salida del pueblo reza: SANTUARIO de San José de Calasanz.

José de Casandraz, no educado para el préstamo y la mendacidad, emigró a Roma, la ciudad asentada sobre grandes aguas, la ciudad de los clérigos ambiciosos, y allí, para siempre, se quedó.

San Pantaleo es el corazón de la Orden de las Escuelas Pías. Peralta is just a second thought and plays second fiddle to Rome.

HOY, 60 años después, Peralta es mi presente. De las estrecheces de ayer a la holgura de hoy, del bullicio y la animación de ayer al silencio, sacred stillness, de hoy, hasta el SANTUARIO está tan mudo como el columbario domiciliado bajo sus bóvedas.

Los cuatro Escolapios que formamos la comunidad, somos responsables de la Unidad Pastoral de Peralta,19 pueblos (pueblo es un eufemismo) rurales de la Litera y la Ribagorza, más entretenimiento que servicio pastoral a distancia, la Pastoral exige presencia, la nuestra es la visita de la media hora dominical.

Hoy, decir Peralta es decir SANTUARIO, CONVENTO, MONASTERIO, de recessu a secularibus, espiritualidad in the wild, alejamiento de la ciudad secular y mundana y de sus mil distracciones. Vana ilusión, la caldera hirviente la llevamos dentro y ningún monasterio la puede apagar. Mi MONASTERIO es Peralta, Santa María de Huerta y New York City, Dios sigue siendo intimisimo dentro de mí.

Una cosa que Peralta nunca ha sido es un Centro de Espiritualidad, un Centro de Estudios. A Google le hemos confiado la memoria de los siglos y nos la sirve con elegancia y prontitud. Google, omnipresente, no necesita ni aeropuertos ni medios de transporte.

Me dicen que “aquí” los niños celebran las Aulas de la Naturaleza, unos días divertidos para abrazar los árboles, escuchar los pájaros, reír y liberarse de la tutela paterna y de la ducha matinal.

Peralta duerme, sueña y busca…