De la sociedad líquida a la sociedad sólida.
De la sociedad en blanco y negro a la sociedad arcoiris.
De la sociedad de Gutenberg a la sociedad de Google.

De la Iglesia pre-conciliar a la Iglesia post-conciliar.
De la Iglesia de Benedicto a la Iglesia de Francisco.
De la Iglesia del santoral, que la Iglesia controla, a la Iglesia de la Biblia, que sólo Dios controla.
De las Órdenes clericales a las Órdenes laicales.

Estos contrastes, contradicciones diría yo, la lista sería más larga que las letanías de los santos, muchas veces silenciados, hacen que los hombres busquen la puerta blindada de la seguridad. Guárdate, parecen decir, la libertad, danos seguridad, ideas claras y distintas.

Los hombres, atiborrados de información, aceptan con amor y temor la castración emocional e intelectual del batiburrillo informativo. El pasado, voluntad de mirar hacia atrás, no sirve para nada, pero es ancla segura. El futuro, horizonte luminoso y lejano, se vive con ansiedad y los líderes políticos, guías del pueblo, son pura pasión por lo elemental.

En este intento por sobrevivir los super informados ciudadanos se dejan abrazar, abrazos que estrangulan, por cualquier iluminado que exhibe su pasión por lo elemental.

Back to Basics, vuelta a lo elemental, refugio en la tribu, es el mantra de todos los fundamentalismos sociales y religiosos.

Tres iluminados, con grandes dosis de demencia, se pasean como pavos reales por el escenario de este planeta.

Los filipinos llenan mi parroquia de NYC, son tradicionales, más de la Iglesia del pre-concilio que del post-concilio, más del santoral que de la Biblia y sin embargo votaron entusiasmados a Duterte.

Duterte, cien por cien anticatólico, sedujo con una simple promesa a los católicos, “ Yo eliminaré drogas, drogadictos y narcotraficantes del país”. Su pasión por lo elemental, eliminar a tiro limpio, sin juicios ni prejuicios a todos. Y ahora, en el poder, se burla del Dios de la Iglesia Católica que es “estúpido” y de los Obispos que son unos hijos de p. e inútiles. Los filipinos, por culpa de una supuesta seguridad, eligieron a Duterte que se ha convertido en una pesadilla nacional y en un insufrible aguijón para los Obispos del país.

Cuando el programa se convierte en Credo con un solo artículo de fe. Trump es blanco, rico, pro-life, un muro, no quiere gente de los shit hole countries, sólo él can fix the problem y Make America Great Again. Es un gran Ego que luce una gran corbata roja. Es la estatua de Daniel, con pies de barro, que hay que venerar.

VOX, pasión por lo elemental, es más que unos nombres, es un rebaño cabreado. El espíritu del pasado ha insuflado vida a este rebaño sin pastor que empieza a regurgitar efluvios ponzoñosos.

El pasado siempre vuelve, si no para quedarse, sí para vengarse.

La Iglesia vive la pasión elemental con tanta pasión que corre el peligro si no de desangrarse, sí de llorar y de autoflagelarse.

Los indignados, Vox Ecclesiae, quieren parar la Revolución del Concilio Vaticano II y se mueren de ganas de acabar con el Hyper-Papalismo de Francisco como es descrito en el artículo, “Failing Papacy”, de R. Reno publicado en First Things.

Walter Kasper, el cardenal teólogo de la misericordia, habla en una entrevista de la conspiración de los cardenales conservadores para convocar un nuevo cónclave y elegir un nuevo Papa.

Carlo Vigano acaba de publicar una carta dirigida al Cardenal McCarrick invitándole a hacer una confesión pública de sus “pecados, sus crímenes y sus sacrilegios” para que pueda salvarse y por el bien de la Iglesia.

El 1 de abril se publicará el libro de Frédéric Martel titulado “Sodoma”. Crónica del gay lobby del Vaticano. ¿Será tan escandaloso como lo publicitan?

“Yo soy de hoy y de antes, pero hay algo dentro de mí que es de mañana y de pasado mañana y del futuro”.

Todas las Órdenes y Congregaciones religiosas, excepto las monásticas que sólo dependen y viven para Dios, quieren sobrevivir y conservar sus negocios humanos y ante la carencia de recursos humanos y mirando sólo al futuro reclutan “inmigrantes” y les transfieren su identidad.

En los negocios humanos todo vale. En el negocio de la salvación sólo Dios vale.