Neymar

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

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Los equipos de fútbol tienen sus seminarios, La Masía es el más nombrado, y todos están llenos de candidatos que un día ejercerán el ministerio de entretener a las masas.

Ahora que los seminarios de siempre, los de curas, se venden, se convierten en hoteles o simplemente siguen de pie como monumentos de un pasado muerto, los seminarios del fútbol bullen con la vitalidad y la ilusión de unos muchachos que no quieren ser curas, sólo quieren ser futbolistas como Messi, Ronaldo o Casillas.

La próxima liga, la del 2013-2014, contará con un cromo más, un ídolo más en las gargantas y una camiseta más que vestir, la de Neymar. Neymar antes de vestir la nueva camiseta ya ha vestido a sus devotos y antes de pisar el césped ya le han prendido velitas y entonado himnos de alabanza.

No sé si Neymar ha cursado la ESO en un seminario de fútbol o si ha escapado del gueto o si lucirá como Kaká una camiseta con su filiación religiosa I belong to Jesus. Sea cual sea su background y sus orígenes, sabemos de momento que es veloz, que hace regates mágicos, que marca goles y hasta dicen que es virgen y que todo lo que toca lo convierte en euros. Todo un modelo para la juventud que crece en triste orfandad. Todo lo demás es literatura.

Neymar goza ya de la inmortalidad, ya lo han introducido en el panteón de los hombres inmortales y lo han sentado a la derecha del rey Pelé.

Inmortales, en esta sociedad, son los que ganan millones. Los demás somos mortales convocados diariamente al muro de las lamentaciones.

En tiempos remotísimos existió algo demasiado hermoso para ser verdad, el deporte amateur. Ya nadie lo recuerda. Los amateurs son una especie extinguida, son unos dinosaurios de museo. 

Hoy sólo son amateurs los que van a las iglesias, en unas, las protestantes, tienen que dar el diezmo y en otras, las católicas, unos centimillos y hasta estos amateurs tienden a extinguirse.

Vivimos tiempos de indignación. Tiempos en los que el 99 % de los mortales viven con ira y sin envidia, se manifiestan y protestan contra el 1 % de los inmortales, los detentores del poder político y económico y de los sueldos millonarios,.

Dios escucha el clamor de su pueblo, pero el dinero tapa el clamor de todas las bocas y hasta tapa la boca de Dios. Neymar dice que habló con Dios, mentira, antes de tomar su decisión de fichar por el Barcelona, decisión tomada con el corazón, mentira, no con el dinero.

En medio de tantos recortes sociales, el fútbol vive en medio de un despilfarro obsceno. ¿Cómo puede costar ochenta millones el fichaje de Neymar? ¿Cómo puede cobrar un futbolista 54.000 euros diarios? ¿Cómo se pueden aplaudir estas locuras que claman a un cielo mudo?

Nos piden austeridad, nos racionan la farmacia, nos bajan las pensiones, nos retrasan la jubilación, nos privatizan la sanidad, nos paralizan las autovías…larga letanía de sacrificios que imponen al 99 % de los ciudadanos para que el 1 % siga engordando sin medida, sin remordimientos y sin arrepentimiento.

El fútbol europeo genera más de 14.000 millones de euros, esta industria ha globalizado el deporte y se ha convertido en un comercio injusto en el que se han infiltrado todas las mafias y los narcos.

4.200 de esos millones se los reparten unos pocos equipos, unas pocas figuras y unos pocos managers. En el fútbol como en la sociedad “todos iguales pero unos más iguales que otros”.

Mis sobrinillos que soñaron y aún sueñan con ser futbolistas son unos parias del fútbol. En el fútbol, como en la sociedad, hay un 99 % de parias y un 1 % de triunfadores que son los que llenan las portadas, se llevan la pasta y sus devotos les acompañan por los estadios de Europa.

Los hinchas, cegados por la pasión cuasi mística por sus dioses, bendicen sus excesos de velocidad, sus inútiles colecciones de coches y sus sueldos faraónicos. A los dioses, dicen, no se les critica, los dioses son puro exceso, se les ama y adora y punto.

Malditos hinchas, ¿despertaréis algún día?