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Desconozco
la vida intelectual de los seminarios católicos. Sus contados candidatos, maná
caído del cielo, son como ese hijo único, heredero de todos los cuidados y
mimos, lo de menos es que aprendan algo, lo que importa es que perseveren.
De seminarios chiquitos salen curas chiquitos repetía con frecuencia el P.
Clemente Domeño.
Los teólogos han dejado de ser noticia, sus ideas no agitan las aguas teológicas
y los Obispos nunca han estado tan callados, tan apagados. Poca sal y pimienta
sazonan el panorama eclesial y teológico. Hasta el lenguaje, poco papal, de
Francisco parece haberse agotado.
Los Obispos alemanes me han empujado a releer la biografía de Martín Lutero, ese
monje del siglo dieciséis, tan influyente en la historia de occidente, pero
menos conocido que Santo Dominguito de Val, “Renegade and Prophet” de Linda
Roper.
Los Obispos en su Der Synodale Weg viajan por una autopista más luterana que
católica. Su Sínodo es una escaramuza comparado con el tsunami luterano.
La Sola Sciptura, Sola Fides, Sola Gratia y Solus Christus, ingredientes
esenciales de la teología cristiana de ayer y de hoy, esgrimidos por Lutero,
contrastan con los ingredientes de su contrincante el Papa León X, indulgencias,
reliquias, santoral, purgatorio, tiara…
Lutero y León siguen discutiendo estos grandes temas en el purgatorio de donde
aún no han salido.
Der Synodale Weg, en sintonía con las ideas de la sociedad, no ha buceado en los
grandes temas teológicos, la moral y el sexo les han comido el cerebro y el
tiempo.
Ahora la Iglesia y las iglesias chapotean en las mismas charcas que la sociedad:
el celibato del clero romano, el sacerdocio de la mujer, la bendición de los
matrimonios gays, la comunión de los divorciados y recasados, la participación
de los luteranos en las eucaristías y su derecho a comulgar, la moralidad y la
inmoralidad de la sexualidad, la Iglesia debe seguir la corriente del mundo y
dejar de interpretar los capítulos 2 y 3 del Génesis, nuestra maldición, como
primer pecado sexual y “original”.
El Obispo Georg Bätzig, después de esta escaramuza sexual en los bosques de la
Selva Negra, afirma: “Queremos ser católicos, pero de otra manera”.
La Iglesia Católica alemana no quiere el cisma, simplemente está excitada y
zarandea la barca para que encuentre el perfecto equilibrio.
Lo normal en estos tiempos de baja intensidad, ausentes los intelectuales, es
que los blogueros nos entretengan con noticias light, small talk.
Me sorprende el ardor guerrero de los liturgistas, ven las novedades en las
celebraciones como atentados contra la religión.
Con verdadera indignación braman contra la comunión bajo las dos especies y
creen que la comunión en la mano debe prohibirse. “Abre la boca que te la
llene”...
En una eucaristía de extraños, el gesto de la paz es innecesario y “el saludaos
con el beso de la paz” paulino es una violación.
Las manos elevadas a lo alto durante el rezo del Padre Nuestro es propiedad
exclusiva del cura, ustedes, los fieles, junten las manos y oren.
El latín, lengua oficial de la Iglesia, es la única lengua que entienden los
demonios y es la más eficaz en los exorcismos.
Ríos de tinta han corrido por los media a favor de la Misa Tradicional Latina.
Hasta el The New York Times, lectura obligada después de la Biblia, ha tratado
el tema con el siguiente título: “Old Latin Mass finds New American Audience,
despite Pope’s disapproval”. “La vieja misa latina encuentra una audiencia
americana nueva, a pesar de la desaprobación del Papa”.
La crisis de la pedofilia y los procesos de canonización, faltan santos de
Bernini, el canto gregoriano y el escapulario son hot topics en estos tiempos.
“If you don’t sin, Jesus died for nothing”. “Si no pecas, Jesús murió por nada”.
Aún sigo dando vueltas al mensaje del bloguero y yo me remonto a la historia del
Edén.
Aquí, en la Vieja Europa, la Iglesia no tiene que competir con cientos de
iglesias de distintas denominaciones como en América y en otros países, aquí,
sin rivales más fervorosos y más fanáticos y sin miedo a perder la última
clientela, vive de espaldas a los inesenciales y a los esenciales de la
religión, contempla cómo se apaga la hoguera y no encuentra el fuelle que
reavive la llama.
“Somos desde hace tiempo aquellos sobre los que tú ya no gobiernas, los que ya
no llevamos tu nombre”. Isaías 63,19
Dejemos que los blogueros blogueen, al fin y al cabo no hacemos sino “glosarnos
los unos a los otros”.
Las migajas litúrgicas se las echamos a los “perros”.
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