¿Mega Iglesias Católicas?

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

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Las pequeñas tiendas de barrio cierran o aguantan a una clientela escasa y mayor que no sabe a donde ir.

Vivimos en los tiempos de las grandes superficies, con parkings gigantescos, para una clientela urbanita, joven, de la ciudad y del país entero. 

Zaragoza ha estrenado el Puerto Venecia, sus visitantes cuentan maravillas, bajo su gran techo encontrará todo lo que usted no necesita. A mí no se me ha perdido nada ahí, pero seguro que muchos sorianos ya lo han visitado o le deben una próxima visita.

Los hombres no son perezosos para ir al Club de Golf de Pedrajas ni tacaños para peregrinar con unos futbolistas ególatras por esos mundos de dios y malgastan su tiempo haciendo el shopping en lugares remotos. Sólo somos perezosos para ir a la iglesia, tienda de barrio para una clientela vieja que no tiene nada que comprar y paga con calderilla.

En Europa y en Soria sobran templos. Siempre he pensado que no se debe edificar ninguna iglesia nueva mientras las viejas estén vacías. Reconstruimos el pasado porque el futuro nos asusta.

En Nueva York, tres iglesias en las que yo he celebrado misa acaban de ser cerradas y vendidas, la última Mary Help of Christians por cuarenta millones de dólares.

Unas semanas atrás contemplé en el Heraldo Soria las fotos de un día histórico en Golmayo.

La primera piedra de la primera iglesia del barrio de las Camaretas era bendecida y enterrada.

No necesitamos, pensaba yo, el templo a la puerta de casa. Necesitamos sentir la necesidad de ir al templo. Celebrar lo que somos y de quien somos no es una obligación es una necesidad para los que aún vamos al templo.

Los treintañeros de las Camaretas viajan pero no al templo. No tienen nada que celebrar y para celebrar primeras comuniones y funerales sirve cualquier templo. Estas compras de baratijas no justifican una primera piedra.

La historia de la iglesias sorianas es la historia de las tiendas de barrio, mini iglesias, frías, vacías y viejas.

En las mega iglesias, fenómeno americano y asiático, el pastor- estrella congrega a miles y miles de fieles, el coro canta mejor que el coro de los ángeles, los clientes, Biblia en mano, subrayan capítulos y versículos, se sienten alimentados y elevados y acogen el mensaje entre risas y lágrimas, entre aleluyas y aplausos. Alto voltaje en el ambiente y alto voltaje por dentro del cuerpo. “El amor de Dios es una droga tan fuerte que es difícil esperar a la siguiente dosis”, comenta de uno de los asistentes a una de las 1.600 mega iglesias americanas.

¿Tienen estas mega iglesias futuro en la iglesia católica?

En Sao Paulo, Brasil, acaba de inaugurarse un templo capaz de cobijar a ochenta mil personas cuando esté totalmente construido. Una cruz de 42 metros de altura domina la superficie de 8.500 metros cuadrados, ámbito sagrado.

El P. Marcelo Rossi es el cura pop-star que con la música, ha sido nominado para los Grammy, su predicación vibrante y sus cubos de agua bendita que rocían y purifican a los hambrientos de palabras y gestos nuevos ha conseguido atraer a más de 50.000 brasileiros y espera llenar el nuevo templo. Algo se mueve en Brasil, país con más católicos del mundo, pero también con una gran emigración a otro tipo de espiritualidad. 

Su mega iglesia ha sustituido a la iglesia aburrida, silenciosa, pasiva y tradicional. Los latinos huyen de los ritos europeos previsibles e ininteligibles, de la predicación leída y muerta, siempre lo mismo. Primera mega iglesia católica, flecha que señala una dirección nueva, la del futuro.

¿Por qué los europeos que viajan a Nueva York llenan los domingos las iglesias negras de Harlem?

Porque buscan lo que los templos de Europa no saben ofrecerles: un calambre espiritual, una experiencia cultural y religiosa trascendente sazonada con un rico sazón. Subir al Empire State Building y contemplar la ciudad iluminada desde las alturas está bien, pero asistir a un servicio religioso en Harlem es mucho más atractivo y plenificador para el cuerpo y el espíritu.

Los turistas necesitan también un entretenimiento espiritual.

Las mega iglesias, seas creyente o no, tienen siempre un efecto terapéutico digno de experimentarse.

Millones de católicos han buscado oasis más bíblicos, más bullangueros, más lenguas de fuego, más de todos y menos del cura. Los han encontrado en las iglesias menos jerarquizadas y más pentecostales.

Para taponar esta hemorragia en América latina, la iglesia se hace más carismática, más mega iglesia y menos tienda de barrio.