Juana de Arco tenía razón y ardió en la hoguera, años después fue canonizada.
Galileo tenía razón y fue encarcelado, años después el Papa le pidió perdón, perdón que no necesitaba.
Muchos herejes de ayer han sido rehabilitados y condecorados por los hombres de hoy. Todos somos necesarios, incluso los herejes, rayos laser que quita a las instituciones las cataratas que nublan su visión.
El día 31 de octubre de 1517, hace 495 años, Lutero clavó en la puerta de la iglesia del palacio de Wittenberg sus 95 Tesis.
Si mañana, 31 de octubre de 2012, un cura atrevido
clavara sus 95 tesis en la puerta de la catedral del Burgo de Osma o las publicara en el Heraldo de Soria, por más heterodoxas que fueran no pasaría nada, simplemente serían ignoradas.
Los hombres de hoy ya no vivimos bajo los príncipes caprichosos y la Iglesia, humillada por sus pecados, ha perdido autoridad y pocos son los que invierten en la bolsa de un cielo en el que no creen.
Hoy miles de Luteros circulan por las autopistas de los media y de Internet y no pasa nada. En la página de Matthew Fox he leído: “95 Tesis o Artículos de Fe para el Tercer Milenio”. Nada nuevo bajo el sol. La Tesis más original y revolucionaria dice: “La religión no es necesaria, la espiritualidad sí”. Unos sorprenden, otros escandalizan y unos poco hacen pensar.
Celebramos muchas fechas y muchos aniversarios a lo largo del año, recordar esta fecha y a este hombre, Lutero, que cambió la historia de occidente es justo y necesario.
La Europa de hoy viaja a dos velocidades y no deja de ser curioso que los que viajan en business class son los países luteranos y los que viajamos en clase turista somos los países católicos.
Lutero, el cura, el monje agustino y el profesor de teología desempeña un papel invisible pero real en el escenario actual.
Sus 95 Tesis, redactadas en latín tenían como destinatarios sus colegas. Se trataba de un documento para ser debatido en las facultades de teología. Traducidas y la imprenta de Gutenberg ya operativa, las tesis incendiaron el país y el monje desconocido se convirtió, de la noche a la mañana, en el blanco de la Iglesia, del emperador Carlos V y de toda la cristiandad.
Para Roma, Lutero, era la bestia de siete cabezas del Apocalipsis, concebido por una puta con la semilla del diablo. Para los Protestantes, Lutero es el profeta, el campeón de la libertad espiritual, social y económica del pueblo, el defensor de la identidad alemana y el mejor traductor de la Biblia.
Un monje contra Roma, un monje contra el emperador, un monje contra el dinero.
La Tesis 86 reza así: “¿Por qué el Papa cuya riqueza es mayor que la del más rico Craso, no construye la basílica de San Pedro con su propio dinero, en vez de construirla con el dinero de los pobres creyentes?
El dinero ni compra el cielo ni compra el perdón de los pecados. Ninguna indulgencia papal saca a nadie del purgatorio.
En la Tesis 43, Lutero afirma: “Hay que instruir a los cristianos que el que socorre al pobre o ayuda al indigente, realiza una obra mayor que si comprase indulgencias”.
Leídas, hoy, las 95 Tesis no tienen nada de revolucionario, pero siguen
teniendo vigencia ya que los dineros son y serán siempre una tentación para el hombre y para todas las religiones.
Los Protestantes celebrarán un año más la fecha de la Reforma mirando más al futuro que al pasado y protestando contra todo lo que esclaviza a los hombres.
Lutero, iluminado e iluminador, tenía razón y guiado por la sola Escritura que truena en todas sus páginas contra los dineros, las usuras y las rapiñas, alzó su voz y denunció una cristiandad que vivía de espaldas al evangelio, a la sola fe y al solo Cristo.
Nadie pondrá a Lutero en un pedestal, pero es que ningún hombre necesita pedestales, sí necesitamos la ira santa para protestar con imaginación y pasión contra el capitalismo cruel y esclavizador.
Hoy, la situación social, económica y religiosa está en crisis y todos somos protestantes.
Protestar es más que un deporte callejero, es una gran responsabilidad en la búsqueda de un diálogo, siempre difícil, siempre necesario.
Lutero, símbolo de todo hombre, sigue protestando para purificar la religión tentada de someterse y granjearse más el favor temporal de los hombres que el de Dios.
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