Me
gusta, me alegra y me reconcilia la Fiesta de Todos Los Santos, Fiesta de todos
los días, Fiesta de todos los amigos de Dios, Fiesta de la universalidad de la
santidad, monopolio exclusivo de Dios, impartida por y compartida con el Tú Solo
Santo.
Esta fiesta religiosa debería desaparecer del Calendario Civil. No hay que
entregar lo santo a los perros ni convertirlo en mercancía con envoltorio
elegante y de regalo.
Los países celebran a sus héroes, héroes de temporada, les dedican monumentos,
mobiliario temporal , calles por diez años, poemas que los raperos reciclan…
Los americanos celebran el Día de los Presidentes, Día de la Independencia, Día
de Martin Luther King…
Los franceses entierran y eternizan en Le Panthéon les Grands Hommes…
La Fiesta de Todos los Santos, fiesta de la santidad verdadera, escondida,
invisible a los ojos miopes de los mortales, es la fiesta de los seguidores de
Jesús, “los que caminamos por los caminos de Dios.” (Deut 10,12) Nuestra Fiesta
personalizada, eterna.
“Vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de todas las naciones,
razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y del Cordero”.. Ap 7
Juan de Patmos, de éxtasis en éxtasis, de visión en visión, ahora celestial,
ahora terrenal, nos narra historias misteriosas, breves shocks de aguda
intensidad, cuadros vivos que nos invitan a la contemplación.
“Ten misericordia de todos nosotros, y así con…y todos los hombres y mujeres que
han vivido en tu amistad a través de los tiempos, merezcamos”...
Un texto bíblico y un texto litúrgico nos recuerdan a los santos anónimos, a los
santos en paro.
“Una muchedumbre inmensa”, congregada en asamblea litúrgica delante del que está
sentado en el trono y del Cordero Redentor y “los que han vivido en la amistad
de Dios”, todos vestidos de blanco, convocados al banquete de las bodas eternas.
Instagram invita al Homo digitalis a publicar momentos de su vida en formato
divertido y espontáneo que sólo se mostrará durante 24 horas.
Los santos diplomados, los que celebramos un día al año, día en que están muy
ocupados recibiendo felicitaciones, oraciones, peticiones y hasta con
procesiones al son de campanas, tienen sus 24 horas en la epacta y en Instagram.
Los retablos son su TikTok y sus biografías con muchos huecos, agujeros negros,
hablan más del biógrafo que del biografiado.
Los santos, “los que han vivido en la amistad de Dios” están en paro, sin
nombres, nadie les molesta, nadie les pide favores, no tienen una escayola, no
tienen un día en la epacta, pero tienen todos los días en la anáfora litúrgica,
estamos vinculados con ellos y formamos la gran sinfonía de los hijos de Dios,
los de la tierra y los del cielo.
Somos muchos más, somos “una muchedumbre inmensa”, mosaico maravilloso y
multicolor, imagen perfecta de Dios que llena calles y templos y le alaba en
todas las lenguas del mundo.
Los hombres de hoy presumen de estar conectados ante una pantalla, 24 horas de
total aislamiento, de confinamiento; nosotros estamos vinculados con el que es,
el que era y el que ha de venir y con Todos los Santos de ayer y con los de hoy.
Ante la Fiesta de Todos los Santos, océano de pecado y de gracia, ejército que
canta, danza, agradece y adora, me quedo sin ganas de títulos para un día.