LIBERTAD DE PENSAMIENTO 2012

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

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Algunos adictos al sexo, transgresores sexuales, pedófilos y violadores, arrepentidos e incapaces de controlar su libido, piden la castración química, equivalente a la imposible conversión.

Cuando éramos niños y aún no sabíamos los múltiples usos de la colilla, los mayores intentaban cogernos y nos decían: “ven aquí que te capo”.

Castrar físicamente o espiritualmente es la tentación del poder. La palabra castración evoca el querubín a la puerta del Edén con su espada de fuego para que el hombre no vuelva más a la placentera existencia de la desnudez original. 

En esta sociedad, la nuestra, nadie se escandaliza de los pecados del sexo, cada uno es dueño de su cuerpo y hace lo que quiere, dice la sabiduría popular, pero lo que ha sacudido los cimientos y ha hecho temblar la tierra es la corrupción, reality show al que, impotentes, asistimos todos los días.

Los que necesitan una castración de urgencia son los avariciosos, los que se venden por un puñado de euros, los tramposos, los políticos que llenan sus cuentas bancarias a cambio de favores que sólo su nombre o su cargo público les permite hacer.

Está demostrado en este circo de los millones, en esta enciclopedia de la corrupción más voluminosa que el mismísimo Espasa que la conversión es imposible. Todo lo que tocan, como el rey Midas, lo convierten en dinero. ¿Cómo liberarlos de semejante adicción?¿Cómo cogerlos y capar su sed de mal?

Quisieron educarnos con la asignatura de la Educación para la Ciudadanía y no cayeron en la cuenta de que lo que educa no son los libros ni las grandes palabras sino el ejemplo, la austeridad y la honradez de cada día.

Están afligiendo a los ciudadanos que malviven con sueldos y pensiones de muerte y bendiciendo a los ladrones y a los estafadores.

El único pecado que clama al cielo es el de la opresión y el olvido de los necesitados. Justicia quiero, castración quiero y no lindas palabras y falsos arrepentimientos.

Hay una castración física, hacerse eunuco pasó a la historia, y somos demasiado civilizados para practicarla, pero existe otra la intelectual o espiritual que experimentamos todos los seres humanos en mayor o menor grado, es el llamado adoctrinamiento o lavado de cerebro. De esta quería escribir yo porque es la que más me preocupa, pero se me fue el santo al cielo.

Todos presumimos de libertad y de autonomía. “A mí nadie me come el coco” decimos convencidos. Bien pensado, somos marionetas capadas y otros más listos guían nuestros pasos y nuestros pensamientos.

El reporte “Libertad de Pensamientos 2012” denuncia la castración intelectual y el acoso a los diferentes.

Cuando hablamos de persecución religiosa pensamos en el Coliseo romano, en la Cruzada, en nosotros los cristianos, nuestros valientes mártires, nunca, nunca se nos ocurre pensar que los ateos son tan perseguidos o más que nosotros.

El ateísmo como movimiento militante y religión organizada es propio de este milenio. Su enemigo más feroz es el bárbaro Islam.

Los ateos, si descubiertos, pueden ser condenados a muerte en estos siete países: Afganistán, Irán, Islas Maldivas, Mauritania, Pakistán, Arabia Saudita y Sudán. La condena, cuando se ejecuta, se reboza con otros condimentos para disfrazar las críticas de la comunidad internacional.

En estos y otros países los ateos no tienen derecho a existir, se les niega la ciudadanía, el matrimonio, los cargos públicos y para acceder a la universidad los jóvenes tienen que inventarse una religión. Como no existen o sólo existen en las catacumbas de su pensamiento, los ateos no pueden expresar ni publicar ni hacer apología de su increencia porque incurrirían en las leyes de la blasfemia.

En Europa abundan más los ateos que los afiliados a la religión, El termómetro de la praxis me hace tiritar. Son muchos los que no se atreven a vivir desitequetados y se adornan con la etiqueta falsa de católico no practicante.

En USA, los ateos, cada día más visibles, más organizados y más voceros tienen mala prensa, no pueden, en algunos estados, servir en cargos públicos y en Arkansas no sirven ni para testigos en los juicios.

Los Boy Scouts de América ya aceptan a los muchachos, precoces ellos, de 10 años que se saben gays, pero no admiten en sus manadas a los que se saben ateos.

Si Dios no castra a nadie ¿con qué autoridad los hombres castran a los hombres para que no piensen?