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El Papa
Francisco, el de la "lepra cardenalicia", el de "procrear como conejos", el de
"quien soy yo para juzgar a los gays", el enemigo del "proselitismo"... el Papa
del siglo XXI, la Iglesia ya no es la de ayer, aplaudido por los progresistas,
también quiere aplacar a los conservadores, a la Iglesia de ayer, resucitando
prácticas propias de la Edad Media.
En la
Iglesia del siglo XXI hay curas dedicados full time a pasear por el mundo las
reliquias de María Goretti, de Santa Teresa del Niño Jesús, de San Juan Bosco y
de otras celebridades del santoral católico para que los fieles se extasíen y
lancen suspiros inenarrables.
Esta
práctica medieval tuvo su razón de ser, aún no se habían abierto los siete
sellos del "libro que tenía en la mano derecha el que está sentado en el trono".
Hoy, el
libro, sin sellos y sin censuras, debería ser más y mejor alimento que unas
reliquias más que dudosas o remendadas con silicona.
Francisco,
atrevimiento escandaloso, no ha dejado en paz a los muertos, "dejad que los
muertos entierren a los muertos" y los ha sacado a pasear.
Francisco
ha organizado dos procesiones hollywoodianas para el P. Pio y el P. Leopoldo,
como si de jefes de Estado o de maravillosas celebridades se tratara y sus
cortejos han recorrido mil kilómetros custodiados por los ejércitos de tierra,
mar y aire hasta ser entronizados en la ciudad eterna, la Roma Imperial.
Espectáculo
insólito y más que raro, dos curas momificados sacados de sus tumbas y como
estrellas de ultratumba paseados gloriosamente y piadosamente por la Avenida de
la Fama.
"A mí
que no me despierten" dice el poeta.
"A mí
no, que soy un siervo como vosotros, a Dios hay que adorar" dice el autor del
Apocalipsis.
Ya me
lo temía yo. El Año de la Misericordia va a ser el Año del Confesionario.
El
curriculum vitae del P. Pio y del P. Leopoldo se resume en una palabra:
Confesores. Dicen los biógrafos del P. Pio que éste escuchó más de dos millones
de confesiones a lo largo de su vida. Los biógrafos, lo sabemos todos, a veces
mienten un poco y otras veces mienten muchísimo. Su misión consiste en
embellecer innecesariamente la vida de los hombres, cosa que Dios hace mucho
mejor.
Estos
dos frailes serán los iconos del Año de la Misericordia. El Miércole de Ceniza,
último día de su estancia vaticana serán tocados y llorados por más de un millón
de adoradores.
Año de
la Misericordia, año sin pecados reservados a la autoridad competente, Año de la
Amnistía Total, la de Dios, no la de los hombres.
Para
Dios, siempre presente, HOY es el día del Perdón.
Los
santos no van en peregrinación, dice una mujer sabia, son los otros los que van
en peregrinación al Tú solo Santo. ¿Se imaginan ustedes las reliquias de
Santiago Apóstol recorriendo la España descristianizada en una santa misión?
¿Se
pueden evitar estos desfiles medio religiosos, medio militares?
Of
course. Viva la incineración. Que quede solo el buen nombre y el buen olor de
sus obras porque siempre les acompañan.
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