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La Pascua, mucho más que un día

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

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Para que yo aprendiese a creer en su redentor tendrían que cantarme mejores canciones; y sus discípulos tendrían que parecerme más redimidos”. Zaratustra

Hacerse mayor es hacerse continuos chequeos médicos.

Muchas personas matan el tiempo de no-vivir en las salas de espera, esperando veredictos y añadiendo pastillas a la tarjeta electrónica.

Agotado el cupo de victorias y derrotas, echada la suma total, lenta y resignadamente esperan la última sorpresa. The End.

El cristiano, hombre de fe, a la luz de la Pascua de Resurrección de Cristo, vive en el Día más joven de la historia, vive, no en salas de espera, sino en la presencia continua del Resucitado, una vida alegre y resucitada.

Celebramos hace cuatro días la Fiesta de las Fiestas, la Resurrección de Jesús de Nazaret, son muchos los que se dijeron, ya hemos cumplido, pongamos punto final.

No, no existe punto final para el creyente. Litúrgicamente la Pascua dura 50 días, pero vitalmente dura toda la vida. Los cristianos somos los ministros y los testigos de la Victoria de Cristo sobre la muerte, del más difícil todavía, Final Feliz con beso incluido.

La verdad más difícil de creer es la de la Pascua. “Yo soy el Viviente; estuve muerto, pero ya ves: vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del abismo”, Ap 1,18

El Primer Credo, antes de que Constantino, Atanasio y los obispos redactaran el Credo largo e imposible de entender, en Nicea, el año 325: “engendrado, no creado de la misma naturaleza del Padre”... que proclamamos en nuestras eucaristías, los primeros cristianos, los de la primera hora, ajenos a las complicadas teologías, confesaban con la boca y el corazón: “Christos anesti”. Cristo ha Resucitado. “Alethos anesti”. Verdaderamente ha Resucitado. Principio y fin del Credo.

Cristo ha Resucitado, hermanos, no es una nota a pie de página que podemos ignorar, es el núcleo, la esencia,de nuestra Fe Cristiana.

Podemos dejar de creer en el número siete de los sacramentos, en la existencia del purgatorio, en la infalibilidad del Papa… pero si dejamos de creer en la Resurrección todo el edificio de la fe se viene abajo, dejamos de ser cristianos.

Pascua no es un taller de risoterapia, pero existe una Risa Pascual, la Risa de la Victoria Total, la que los cristianos tenemos que vivir para hacer creíble el poder de nuestro Redentor y demostrar a todos los Zaratrustas de nuestra sociedad pagana e incrédula que estamos redimidos y vivos en el que “vive por los siglos de los siglos”.

Pascua es mucho más que el Domingo de Pascua, para el cristiano la vida entera es Pascua.

Estamos condenados a morir, sí, lo sabemos, pero “Yo sé que mi Redentor vive”, me redimirá y me rescatará.