xº

La Pasarela Cardenalicia

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

.  

 


Confieso que me incomoda, hasta mi dick parece ofenderse, cuando contemplo la bandada cardenalicia, estos días reunida al completo en la Roma Imperial.

135 hombres muy mayores, todos vestidos por la misma sastrería, espectáculo único, difícil de explicar a los no iniciados e incluso a los supuestamente iniciados.

Hieratismo semejante al de los mosaicos de Rávena.

Estos super funcionarios, Príncipes de la Iglesia, Purpurados, Cardenales, portadores de títulos mundanos, anti evangélicos, no incluidos en la lista jerárquica, tentación diabólica y luterana me susurran los versículos del capítulo 17 del Apocalipsis: “Ven que te voy a mostrar.”...

Vestidos de rojo de la cabeza a los pies, solideos rojos, sotanas de seda rojas, ceñidores rojos, casullas rojas, combinado con el blanco de los roquetes con largas puntillas, añádanse los anillos, alianzas de poder que no de servicio y de amor.

Revestidos de púrpura, su humanidad, ajada, envejecida y deslucida, oculta bajo las sedas rojas, escuchan exhortaciones piadosas.

Hoy les ha aleccionado el Benedictino Donato Ogliari para que su elección sea guiada por el Espíritu Santo, centrada en la persona de Cristo y abierta a los desafíos del mundo de hoy.

No se puede conducir un coche mirando sólo por los espejos retrovisores, el parabrisas es la ventana del futuro, tiene que estar limpio y despejado.

La utilidad de los espejos retrovisores tiene que ser nula, mínima, cuanto menos usados mejor es la conducción.

La Iglesia, y estos Purpurados, tiene mucho pasado.

Ojalá tenga mucho futuro.

Un futuro sin Príncipes, sin aparejos renacentistas, sin teologías...

Sólo el Evangelio es perenne, sólo la Ley de Cristo salva, sólo Dios es el futuro.

AMÉN