La Lista

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

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La Lista que más me gusta es la del Éxodo 20. Lista de las “Diez Palabras” salidas de la boca de YHVH y escritas en Dos Tablas de Piedra con el dedo de Dios.

Amigo, that’s heavy stuff.

Diálogo con Dios primero y diálogo con los hermanos después.

Dios habla en primera persona: “Yo soy el Señor tu Dios”. “No tendrás otros dioses”. “No te fabricarás ídolos, ni figura alguna”...

No tendrás otros dioses”, no niega la existencia de divinidades mil, creaciones de nuestra imaginación y de nuestras manos, a las que no debemos nada y sin embargo veneramos.

No te fabricarás ídolos, ni figura alguna… El becerro de oro fue el primer ídolo, la primera estatua, el primer sacrilegio, la primera producción que salió de la fábrica de los hombres.

Del texto solemne de las “Diez Palabras” hemos pasado al texto, edición corregida y adelgazada, regla nemotécnica, de los Diez Mandamientos de los catecismos. Amigo, esto es light stuff.

¿
Por qué no aprendemos o re-visitamos la Lista del Éxodo 20? El texto es cristalino, la letra y el espíritu son transparentes y envolventes.

Nunca nos leyeron, la Presen, mi catequista, mujer muy importante en mi vida, como la inmensa mayoría de las catequistas de hoy, el Éxodo.

Si hiciéramos una encuesta, no a la gente de la calle sino a nuestros adictos a la “pequeña religión”, nos llevaríamos un gran chasco.

Regresaría de buen grado del otro mundo para desmentir a quien me hiciera distinto de como yo era, aunque fuera para darme el título de santo, para erigirme una estatua, para dedicarme un himno, para colocarme en una peana y hacer, un día al año, memoria obligatoria de mis virtudes heroicas.

San Simón el estilita, encaramado en su empinada columna, él mismo se erigió en estatua en vida. No ha tenido fans ni imitadores.

Amigos míos, si la mayoría de los que tienen el título de santo, diploma que no han buscado y no han pedido, volvieran y leyeran sus piadosas biografías, las que han escrito sus fans o sus incondicionales devotos, exclamarían horrorizados, “Ese no soy yo, ese nunca existió. Por favor, retiren esa escayola ”.

Dios no quiere que seas otro Moisés, otro Ignacio de Loyola, otro Calasanz, quiere que seas tú, más experto en ti mismo que en los demás seres humanos.
Soy fan, -fanático- de Jesús, mi Señor. Period.

Seguro que en la Reforma Inacabada de la Curia Vaticana se ha colado en alguno de esos 16 Dicasterios un cubículo para seguir expidiendo Títulos de Santos, Diplomas de Beatos y Declaraciones de Venerables…

¿
Cómo puede existir un país católico que nunca haya producido un Santo, un Beato…?

Son muchos los grandes santos y los verdaderos mártires que han testimoniado con sus palabras y con su sangre su fanatismo por Jesucristo, pero si para obtener los diplomas oficiales hay que gastar más de ciento cincuenta mil euros, herejía nunca aireada ni condenada, sin contar las propinas under the table, ya que en el Vaticano como en USA las propinas son obligatorias, ineludibles. Esos son lujos caros, sólo al alcance de las celebridades.

La santidad, la que certifican los hombres, tiene muchas ramificaciones políticas, sociales y económicas. Las galerías underground, prosaicas e invisibles, son válidas con tal de conseguir el trofeo.

La santidad, la que certifica Papá Dios, no necesita NADA, NOTHING, RIEN.

Los hombres producen café “sin”, cerveza “sin”, leche “sin”...pero Dios no produce hombres “sin”. Todos, con título o sin título, todos “con” pecados.

El Dicasterio de los Dicasterios, el del Evangelio, solo Evangelio, produce santos vivos, que caminan, que predican, que aman, sirven y heredan gratis el Reino.